La elevada demanda desborda los centros de apoyo a niños con discapacidad

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MATALOBOS

Las unidades de Noia y A Pobra pasaron, en cuatro años, de atender a 80 personas a 163 y hay lista de espera en la zona

23 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el último lustro se han dado pasos de gigante en la atención temprana a niños con una discapacidad intelectual, que es aquella que se ocupa de estimular al menor mediante ejercicios específicos para favorecer su autonomía personal, una buena psicomotricidad y el desarrollo de los diferentes sentidos. En definitiva, busca avances en los primeros años de vida para evitar, en la medida de lo posible, que las barreras a las que se enfrentan los pequeños vayan a más. Sin embargo el significativo repunte en la demanda de plazas que han experimentado los centros de apoyo comarcales ha desbordado todos los medios hasta ahora disponibles.

La unidad de atención temprana del Centro Integral de Atención á Discapacidade (CAD) de A Pobra es en donde más se ha disparado la demanda, ya que en cuestión de dos años se duplicó el número de usuarios. Si en el 2015 se beneficiaban de este servicio 28 menores de entre 0 y 6 años, este año ya son 63 y hay lista de espera. A pesar de que la plantilla se reforzó con un logopeda a finales del 2016, el personal y las propias instalaciones no dan abasto para hacerse cargo de más casos, a pesar de que desde la Xunta se ha instado al CAD a atender todos aquellos que lleguen en esta franja de edad.

La norma, fijada por decreto, es clara: la atención a niños menores de 6 años es obligatoria. Pero los recursos son los que son, dicen los implicados y, con todo, «a lista de espera reduciuse moitísimo», indicaba al respecto el concejal de Servizos Sociais pobrense, Miguel Alamancos.

Al otro lado de la ría

En el caso del Servizo de Atención Temperá (SAT) de Noia, la demanda también se ha disparado, aunque en menor medida que en el CAD. En esta unidad contaban, ya en el año 2013, con 56 usuarios (más del doble que en A Pobra) y hoy son cerca de 90, aunque solo la mitad de ellos reciben apoyo continuado. «Nós non temos lista de espera, estamos dando cabida á xente que chega dos concellos de Noia, Lousame, Muros, Outes e Porto do Son en canto podemos», indica Teresa Busto, una de las trabajadoras del SAT, implicada, además, en la Asociación Galega de Atención Temperá.

Hasta este año, ambas unidades, inscritas a la Rede Galega de Atención Temperá, atendían también a niños mayores de 6 años, algo que se ha dejado de hacer para dar prioridad a los más pequeños. Y, aún así, han pasado en cuatro años de atender 80 menores a 163, actualmente.

Este incremento responde a varias causas. La primera es que «os servizos se foron organizando como puideron, partindo de cero, porque ata fai moi pouco non había atención temperá nin a xente a demandaba», indica Busto. Xoán España, director de Amicos, centro concertado con unidad propia a la que asisten 20 niños, coincide con la premisa anterior: «Agora existe unha conciencia dos dereitos que antes non había». Y a esto se une, añade, un repunte «moi grave do autismo e paralelos», así como una «demanda moi alta en casos que aparentemente non son graves, pero se derivan a estas unidades por moitos especialistas de forma preventiva».

«A partir dos 7 anos empeza o verdadeiro problema, porque hai un baleiro asistencial»

El director de la asociación de personas con discapacidad psíquica Amicos, Xoán España, explica que la atención temprana es primordial y cuando les llega un caso urgente «acollémolo, nós estamos aquí para iso». «Trátase dun apoio que ten que ser especializado e clínico, específico para cada rapaz para conseguir avances, cun sistema de intervencións continuo e adaptado a cada caso, o que resulta caro», indica. «Supón, ademais, que temos que formar continuamente aos técnicos, reciclándoos, para que se adapten ás novas realidades e, por exemplo, agora o móbil é unha ferramenta indispensable que os nenos teñen case como un xoguete», continúa. Considera que los recursos son la principal traba para dar respuesta a la demanda real que ahora empieza a «salir a flote», pero lo que realmente preocupa a España es lo que viene después: «A partir dos 7 anos empeza o verdadeiro problema, porque hai un baleiro asistencial».

«Os rapaces de entre 7 e 16 anos son os grandes esquecidos e aí é onde empeza a película, porque as unidades públicas só se encargan ata os 6. Logo quedan nas mans dos profesores de apoio das escolas e o ritmo no colexio é moi relativo, cubrir unha ficha pode levarche todo un día», subraya el director de Amicos. «Trátase dunha carencia grave que non prevé o noso servizo público asistencial», concluye.