Los pósitos ven con preocupación la caída de capturas de almeja fina

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Matalobos

La cofradía de Noia recogió muestras para realizar análisis patológicos del bivalvo

22 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada vez son más las especies invasoras o las patologías introducidas a través de ejemplares foráneos que afectan al ecosistema terrestre y marino autóctono. Uno de los ejemplos más significativos de los últimos años es el de la marteilia, que erradicó por completo la producción de berberecho en la ría de Arousa y contra la que todavía siguen peleando en el Intecmar para conseguir ejemplares resistentes. Lo mismo sucedió en su momento con la ostra gallega, que acabó sucumbiendo bajo una especie hermafrodita, la Crepidula fornicata, que se introdujo con la importación de ostra americana. Las crecientes amenazas hacen que los pósitos se mantengan alerta ante cualquier anomalía y el importante descenso que desde hace unos años se aprecia en las capturas de almeja roja suscita preocupación entre las entidades marisqueras.

Los biólogos de las cofradías explican que se trata de un bivalvo de lento crecimiento, a diferencia de lo que ocurre con la babosa, pero en pósitos como el Noiés hace tiempo que estudian su evolución. De hecho, la entidad ha recogido muestras para realizar análisis patológicos y está a la espera de recibir los resultados.

Hace dos años se detectó una importante mortalidad en esta especie y también entonces se mandaron ejemplares para ser examinados. La bióloga, Liliana Solís, explica que no se detectó ninguna patología y que en los bancos que administra el pósito no se ha registrado la presencia de ningún parásito. Sin embargo, la entidad prefiere asegurarse.

Significativo descenso

El recelo de las cofradías está justificado si se analizan los datos de capturas. En el 2016, en Noia se cogieron 26.300 kilogramos de esta especie, frente a los 42.400 del 2015 o a los 86.700 del 2014.

Lo mismo sucede en A Pobra, donde el patrón mayor, Juan Miguel Iglesias, teme que con la almeja fina acabe pasando lo mismo que con el berberecho: «O descenso é alarmante, por riba do 40 % nos últimos anos».

El pasado ejercicio, los productores pobrenses solo trajeron a tierra 1.770 kilos de esta especie, mientras que en el 2015 la cantidad ascendió a 6.600 y, el año anterior había rozado los 9.700 kilogramos: «Non sabemos se pode ser pola elevada temperatura das augas ou porque está afectada polo perkinsus -un patógeno que causa la mortandad del bivalvo- o que está constatado é que hai moita menos».

Una situación similar se registra en Rianxo, donde hubo un descenso de diez mil kilos entre las capturas del 2016 y las del 2015.

También en Cabo de Cruz, la patrona mayor, Raquel Souto, afirma que hay poca cantidad de fina. La bióloga del pósito reconoce que hay menos unidades, pero atribuye el hecho a que «al faltar el berberecho se realizó un mayor esfuerzo marisquero sobre esta especie y como su desarrollo es más lento, el grado de reposición es menor». Sin embargo, la profesional manifiesta que no observa un descenso en el nivel de reclutamiento de ejemplares, por lo que entiende que, transcurrido el tiempo necesario, la cantidad se incrementará.

Esta bajada en las capturas de almeja fina ha tenido una consecuencia directa sobre los precios que se han visto notablemente incrementados. Dos ejemplos paradigmáticos, según los datos de Pesca de Galicia, son los de Noia y Cabo de Cruz. En solo un año, la cotización media se incrementó, en el caso noiés, en nueve euros el kilo y, en el crucense, en seis euros.

«Esta variedad tarda unos tres o cuatro años en alcanzar la talla mínima legal»

La bióloga de la cofradía de Noia, Liliana Solís, lleva a cabo un exhaustivo control de los bancos marisqueros que administra el pósito y, aunque se mantiene alerta, subraya las especiales condiciones de la almeja fina: «Esta variedad tarda unos tres o cuatro años en alcanzar la talla mínima legal. Por eso es muy importante que se respeten las medidas, porque eso resulta determinante y afectará a las producciones futuras».

Aunque en los análisis realizados hace dos años no se apreció ninguna patología, la bióloga comenta: «Las densidades que se observan en los bancos son muy bajas, cosa que no ocurre con otras especies, como la almeja japónica, en la que se aprecia que hay mucha para la próxima campaña».

Manifiesta que cuando hay inviernos malos falla el reclutamiento e indica que desconoce la causa por la que ahora se está dando esta situación.