Actos paliativos

Estevo Silva SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

22 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace poco me enredé en unas de esas dialécticas que mi bocaza no sabe contener con un señor al que tengo aprecio desde hace años. No saqué yo el tema, pero cuando expuse mi verdad el buen señor me respondió con «Venezuela, Cataluña». Es una lástima, pero por si fuera poco tener que presenciar al volcán de la calle Génova expulsando escombros, con la caldera colapsada y la nube piroclástica avanzando hacia un presidente que está a punto de declarar ante un juez, observamos perplejos las fábulas que cuentan a la ciudadanía y en especial a nuestros mayores sin pudor alguno.

Ante este apocalipsis inaudito y lejos de resignarse a la autocrítica, los señores del gobierno siguen enquistados en sus poltronas. Los pocos que dimiten lo hacen a la fuerza y mientras tanto la máquina del fango continúa expulsando porquería por sus canales habituales, confundiendo a una parte de la sociedad que no puede, no sabe o no quiere acceder a información menos adulterada. Decía hace poco el periodista boirense Xosé Hermida que cuando un medio de comunicación se debe a sus patrocinadores es poco menos que imposible dar información veraz sobre ciertos temas.

Es por eso queridos sospechosos, muchachos o viejóvenes, que quiero animaros a que nos tomemos esta causa como lo que es: algo personal. Debemos proteger a nuestros abuelos y seres queridos de los charlatanes y mentirosos. Actos tan sencillos como cambiar de emisora o, mejor todavía, apagar la televisión y aprovechar para charlar de la vida en la sobremesa, serán un acto paliativo, tanto para ellos como para nosotros.