Un tercio de las oficinas bancarias de la zona cerraron desde el 2016

J.?ROMERO / X.?R.?ALVITE RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

El cese del servicio se concentra en parroquias con una población dispersa

19 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El poder adquisitivo de las comarcas de Barbanza, Muros y Noia, por su vinculación al mar y la tradición empresarial, salta a la vista por muchos motivos. Uno de ellos es la cantidad de oficinas bancarias que hubo en la zona, que hace diez años alcanzaba la cifra de 94, lo que implicaba una media de ocho puntos de atención por concello. Lo cual, teniendo en cuenta que hay términos como Lousame, Carnota, Mazaricos o Outes, con una población reducida, dice mucho de la apuesta que las entidades hicieron en su día en esta parte de Galicia. El citado escenario, válido hace diez años con casi un centenar de sucursales, se ha visto afectado por el revolcón económico que supuso la crisis que arrancó en el 2008, y que ha dejado, a día de hoy, abiertas 67. Es decir, un tercio menos de las que había en el 2016.

Ribeira, por una cuestión poblacional, es el término con más sedes. La realidad es que, a día de hoy, están abiertas 12, una cifra respetable, pero que se queda eclipsada al recordar que, hace una década, eran 23 las que estaban funcionando y daban servicio a muchos vecinos que ahora tienen que desplazarse, desde las parroquias, a Santa Uxía para hacer sus gestiones. Sobre todo si los clientes son de avanzada edad y no se manejan de la mejor manera posible con las nuevas tecnologías, que permiten hacer trámites de forma virtual.

Una de las poblaciones más perjudicada, sin salir del municipio de Ribeira, fue Corrubedo, en donde, incluso, los vecinos protagonizaron una campaña de reivindicación para evitar el cierre de la oficina que había en la misma zona portuaria. Lo máximo que consiguieron, en buena parte gracias a las demandas sociales, fue que la entidad envíe un autobús, cada martes, que funciona como oficina móvil para dar servicio a los clientes.

Xuño es otra parroquia, en este caso de Porto do Son, que también perdió temporalmente un servicio que tenía años. La oficina ubicada en la recta de esta localidad acabó cerrando, lo que obligó a los vecinos de la zona, con una población muy dispersa tanto en el litoral como en los montes que se adentran en la sierra, a desplazarse a Porto do Son o Ribeira, que, incluso, está más cerca que la villa sonense. Finalmente, fue otra entidad la que acabó reabriendo para restablecer el servicio. Es por eso que en este municipio, a día de hoy, hay seis sucursales, las mismas que hace una década.

Una de las principales caídas se dio en Rianxo, en donde se pasó de ocho sedes bancarias a las cinco actuales. Carnota es otro término que ha perdido con los años, al pasar de seis a cuatro. En Lousame, por ejemplo, no había ningún punto de atención hace diez años y hoy se mantiene el mismo escenario de inactividad.

En Corrubedo, para suplir la clausura de una sucursal, todos los martes va una oficina móvil

Rentabilidad

Las entidades bancarias hacen sus números, analizan sus balances anuales y toman decisiones. Una lectura, en el contexto de Barbanza, es que hay bastantes sucursales si, por ejemplo, se compara con otras zonas de interior como A Limia ourensana, sin apenas industria. Otra lectura puede ser que los bancos, apelando al uso de las tecnologías, cada vez necesitan menos a las personas y más a las máquinas, sin valorar, además, que sus clientes de avanzada edad, y de toda la vida, tengan que hacer virguerías para conocer el estado de sus ahorros.

En Boiro, Noia y Muros hay siete puntos menos de atención a pesar de su peso poblacional

Al igual que en Ribeira, cabecera de comarca y término en el que descendieron las oficinas bancarias en los últimos diez años, las localidades de Boiro, Noia y Muros, también de peso en el contexto de la comarca, no han dejado de perder oficinas, lo que repercute en un servicio cada vez más mermado para la ciudadanía. En el caso boirense, el cese de la actividad se dio en tres sedes, pasando de contar con doce, en el 2016, a las nueve actuales. Caso similar se da en Noia, localidad con peso en la economía comarcal por el marisqueo, que ha pasado de contar con once oficinas a las nueve actuales. Muros, por su parte, perdió dos, teniendo en la actualidad ocho, por las diez que había hace una década.

Los vecinos de A Pobra do Caramiñal vieron como se cerraban dos (pasando de siete a cinco); en Outes hay seis, por las siete que hubo; y en Mazaricos cuentan con tres en la actualidad, por las cuatro de hace diez años.