De forma inesperada, el bocarte ha llegado a las costas gallegas. Se ha presentado por sorpresa, antes de lo que acostumbra a ser habitual y justo cuando muchas embarcaciones del cerco están faenando en la zona del Cantábrico, ya que nadie se esperaba un banco así en esta época. La especie inundaba ayer la lonja de Ribeira, nada menos que unos 40.000 kilos. Las cajas se extendían por todo el recinto, mientras trabajadores de una de las principales empresas que operan en la lonja, dedicada a la comercialización y a la distribución, se afanaban en embalar el pescado que, según dijo uno de sus responsables, iba destinado a mercados de todo el territorio nacional.
La llegada del banco de bocarte no solo ha pillado desprevenidos a muchos profesionales, sino que se produce, justamente, después de que se decretara el cierre de la zona novena, que comprende desde Fisterra hasta el golfo de Cádiz. Eso sí, el bocarte puede capturarse en la octava, que comprende parte de zonas de la Costa da Morte como Camariñas o Muxía, entre otras.
El fin de la cuota de los gallegos en la zona novena, compartida con el sur peninsular, es lo que motiva el cierre, algo que ha vuelto a desatar las quejas de los cerqueros de Portosín, la flota más importante en la zona: «El pescado está apareciendo y tenemos que mirar para él», afirmaba un descorazonado Abel Carreño.
Por su parte, Gonzalo Pérez indicaba: «Desde o río Miño ata o Bidasoa tiñamos que pescar indistintamente».