El acusado de tres atracos en Barbanza admite uno y culpa del resto a un amigo

Xurxo Melchor
XURXO MELCHOR SANTIAGO / LA VOZ

BARBANZA

XOAN A. SOLER

Los agentes de la Guardia Civil y otros testigos lo identificaron como el autor de los delitos

04 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El tramo final del 2014 estuvo lleno de sobresaltos en Barbanza. Entre septiembre y noviembre se produjeron tres llamativos atracos en Ribeira y A Pobra que suscitaron una gran alarma. De todos se acusa a Víctor Manuel Pérez Casais, conocido como Víctor do Cochón, que fue juzgado ayer en Santiago, en la sección sexta de la Audiencia provincial, y para el que la Fiscalía solicita un total de veinte años de prisión por estos delitos de robo con violencia e intimidación, a los que hay que sumar uno de hurto de una tableta electrónica y otro de tenencia ilícita de armas.

La cadena de atracos comenzó a las 19.00 horas del 8 de septiembre en el Eroski de A Pobra. Pistola en mano y con la cara tapada, presuntamente encañonó a la cajera y reclamó un botín que finalmente ascendió a 634 euros. Once días después, a las 22.00 horas, sucedió lo mismo en la cafetería Jenaro de Ribeira, de donde salió con 385 euros. Finalmente, a las 14.50 horas del 1 de noviembre, la historia se repitió en la panadería Isabel de Ribeira. Esta vez se encontró con la fiereza de la dueña, que le hizo frente y hasta le ahuyentó cuchillo en mano con la colaboración de un carnicero que en ese momento entró en el local para dejar un pedido. Entremedias, el 22 de septiembre, una comercial denunció el robo de su tableta en el Malecón ribeirense. Poco después, un policía nacional dio el alto a Cochón con el aparato en la mano por la calle.

Pérez Casais admitió ante el tribunal que le juzgó haber cometido el atraco en la cafetería Jenaro, pero negó ser el autor de los otros incidentes y su abogado deslizó la teoría de que podrían haber sido obra de un amigo de su patrocinado, Modesto Luis López Rodríguez, un delincuente habitual de la zona que, según aseguró Cochón, vivió entre quince y veinte días en su casa en aquella época y conservó tiempo después las llaves. Ayer estaba llamado a declarar como testigo de la defensa, pero no acudió porque no ha sido posible localizarle.

Los trabajadores del Eroski testigos del atraco en el supermercado no pudieron corroborar que el acusado fuese el autor del robo. Ninguno le vio la cara. Muy distinto fue el testimonio de la dueña de la panadería Isabel, que mirando fijamente a los ojos a Víctor Manuel aseguró al tribunal que no tenía ninguna duda de que era el mismo que intentó llevarse la recaudación de su negocio y con el que forcejeó, momento en el cual asegura que pudo verle la cara.

Entre los testigos estaban también el alcalde de Ribeira, Manuel Ruiz, y su mujer, Francisca Reiriz, que contaron como el día del intento de atraco en la panadería vieron en las inmediaciones a un hombre que les resultó sospechoso porque iba con mucha ropa en un día soleado y que ella lo identificó inmediatamente como Víctor do Cochón. La esposa del regidor corroboró en la sala la identificación, de la que no dudó.

Grabaciones en vídeo

En el juicio también comparecieron los guardias civiles que investigaron el atraco en el Eroski de A Pobra, que visionaron las imágenes de vídeo y, al compararlas con las que les había entregado la Policía Nacional del robo en la cafetería Jenaro, llegaron a la conclusión de que, por la ropa y la forma de moverse, eran obra de la misma persona. Como Víctor Manuel Pérez Casais confesó el incidente del bar, los agentes coligieron que era la misma persona.

La defensa del acusado, sin embargo, considera que no existe ninguna prueba científica concluyente, como análisis de huellas o ADN, que permita culpar de los atracos del Eroski de A Pobra y de la panadería de Ribeira al acusado, como tampoco de que hurtara la tableta electrónica, que alega que simplemente encontró. En cuanto al robo en el bar Jenaro, solicitó que se considerase el atenuante de que cometió aquel delito por estar bajo el síndrome de abstinencia, ya que en aquel momento era un consumidor habitual de todo tipo de drogas, aunque actualmente asegura estar bajo tratamiento en Santiago y en vías de desintoxicación.

La mujer del alcalde de Ribeira testificó e identificó al acusado como el autor de uno de los golpes