El avance de la plaga que mata a las palmeras pone en alerta a los concellos

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Las sospechas de que algún ejemplar de la Alameda noiesa albergaba el insecto motivó la realización de unas pruebas

31 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que en el 2013 se detectó en Gondomar el primer caso en Galicia de picudo rojo, un voraz insecto de origen asiático que se instala en las palmeras para reproducirse y cuyas larvas devoran las hojas y su parte central hasta provocar su muerte, la plaga no ha dejado de extenderse. En la provincia de Pontevedra se cuentan por centenares los ejemplares afectados. Desde hace unos meses, el Concello de Vilagarcía libra una dura batalla contra este escarabajo y en la comarca de Barbanza se han disparado todas las alertas porque la zona podría convertirse en la primera de A Coruña en verse invadida.

Hace un par de semanas, el técnico de jardinería Miguel Jamardo, un rianxeiro al que ya le ha tocado talar muchos árboles en Pontevedra, alertaba al servicio de Sanidade Vexetal de posibles casos de incidencia del picudo rojo en tres palmeras, ubicadas en Taragoña, Asados y en una vivienda particular de Xuño. El aspecto de esta última, con rasgos típicos de infección por picudo, también despertó las sospechas del biólogo sonense Agustín López, quien incidía en el hecho de que, de ser así, muchos ejemplares de la comarca tendrán los días contados, así como del profesional Emilio Saborido.

Sin embargo, fuentes de Medio Rural indicaron que por ahora no se ha detectado ningún caso en Barbanza y precisaron que se llevan a cabo controles.

Bajo supervisión en Boiro y Noia

Precisamente, la sospecha de que alguna de las históricas palmeras de la Alameda de Noia podría albergar el insecto motivó que, hace un par de meses, se realizase una prueba. Según indicó el alcalde, Santiago Freire, las dudas surgieron porque varias ramas parecían estar secas, que es uno de los efectos que causa el insecto al impedir que fluya la sabia. El resultado de los análisis fue negativo, pero ahora se realizan revisiones periódicas.

También en Boiro las palmeras están bajo supervisión constante. El regidor, Juan José Dieste, asegura que la plaga del picudo rojo es un problema muy serio: «No solo pueden desaparecer numerosos ejemplares, sino que constituye un peligro porque las ramas se desprenden y pueden caer encima de transeúntes. Nosotros tenemos muchas palmeras en el paseo marítimo».

En Ribeira, el Concello está analizando las medidas que puede adoptar, ya que la práctica totalidad de los parques públicos tienen palmeras y el servicio de jardinería conoce los riesgos.

El profesional Miguel Jamardo, que efectúa podas en distintos concellos, cifra en más de mil las palmeras que puede haber en la comarca y destaca las consecuencias de la plaga que se ha llevado por delante buena parte de los ejemplares pontevedreses.

Aunque los concellos se mantienen alerta, en la zona no hay ninguno que haya empezado a aplicar el tratamiento preventivo existente. Lo cierto es que no resulta nada barato, ya que el coste anual del fungicida es de unos 300 euros anuales por árbol, según comenta Miguel Jamardo.

Claro que si la plaga invade la comarca y afecta a las palmeras, -cabe señalar que cada uno de estos insectos puede volar unos cinco kilómetros- los costes serán mayores, ya que el proceso de talado y eliminación de residuos de cada una de las palmeras afectadas -ataca principalmente a la canaria, puede superar los mil euros.

El picudo rojo llegó al sur de España a principios de los 90 y se fue extendiendo

La plaga del picudo rojo comenzó a extenderse por España, desde el sur, a principios de los 90, a raíz de la importación de unas palmeras. Desde entonces fue avanzando hasta Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña, Aragón y llegó a Galicia en el 2013. Su progresión por la comunidad autónoma ha sido rápida y actualmente están afectados ejemplares de más de una veintena de ayuntamientos. Oficialmente no hay ningún caso reconocido en la provincia de A Coruña, pero en Barbanza, al igual que en el área de influencia de Santiago, el aspecto de algunas palmeras genera dudas. Los expertos señalan que, en un estado inicial, los efectos son poco perceptibles y pueden confundirse con los que causan otras enfermedades que afectan a las palmeras.

Los profesionales dicen que hay algunos indicios que son bastante claros y que, en caso de percibirse, aconsejarían la adopción de medidas preventivas.

Las hojas

Carcomidas y con agujeros. El insecto roe las hojas de la palmera de manera muy característica, en semicírculo. Además, en la base de las mismas también pueden detectarse agujeros. Otro indicador es que la planta comienza a desprender un olor a putrefacción y de tipo dulzón al mismo tiempo. La caída de hojas verdes es un indicador claro.

Punto de no retorno

Yema afectada. El picudo come la yema de los ejemplares, la parte que permite su crecimiento. Si la parte central está afectada, la planta se tuerce y pierde las hojas. En ese momento ya no hay nada que hacer.

Tratamientos

Productos fitosanitarios. Existe un tratamiento preventivo, consistente en un funguicida que debe aplicarse, al menos, cuatro veces al año. Los expertos señalan que cuando el insecto está en plena época de vuelo hay que evitar la poda de las palmeras porque se favorece la infestación. Sin embargo, los profesionales reconocen que las medidas de erradicación no están resultando efectivas, algo que se demuestra con el avance de la plaga.

Solución final

Talar y triturar. En el caso de que un ejemplar esté afectado hay que talarlo bajo control oficial y triturar los restos o enterrarlos a una profundidad mínima de dos metros. Se trata de un proceso bastante costoso económicamente.