«Tras operarse de la obesidad con éxito, hay personas que cambian de pareja»

Joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

BARBANZA

s. alonso< / span>

Trata en el Hospital de Conxo a pacientes que se someten a cirugía para perder peso

24 ene 2017 . Actualizado a las 12:33 h.

Las personas obesas que quieren operarse suelen estar motivadas para realizar cambios en su vida. «Por eso quizá sea más fácil tratarlas que a quienes padecen anorexia y otros trastornos de la conducta alimentaria, pues en estas, primero, hay que crear conciencia de enfermedad, y puede ser costoso», afirma Jesús Pérez-Hornero, psicólogo de la Unidad de Desórdenes de la Alimentación (UDAL) del Hospital Médico-Quirúrgico de Conxo. Pérez-Hornero expuso su experiencia con exceso de sobrepeso, en lista de espera para operarse, en la constitución del Grupo Gallego de Tratamiento de la Obesidad Grave.

-¿Por qué se ofrece apoyo psicológico para operarse de obesidad grave?

-Porque hay que valorar la motivación psicológica, ver si la persona realmente quiere operarse, pues no es una cirugía obligatoria. A veces acuden porque les envían. Por eso hay que ver si tienen la motivación precisa y si sus expectativas son adecuadas, comprobar su conocimiento de la cirugía y de los efectos secundarios a que se exponen.

-¿No las conocen bien?

-A veces tienen unas expectativas un tanto mágicas sobre las posibilidades de la cirugía bariátrica, y hay que ajustarlas a lo que puede ser su resultado.

-¿Cuándo necesitan más apoyo psicológico, antes o después de la intervención quirúrgica?

-Antes de la operación hay que hacer una evaluación para comprobar si hay algún trastorno psiquiátrico o de la conducta de la alimentación en esa persona obesa, que pueda comprometer la pérdida de peso que se desea. Y hay que prepararla también para la cirugía.

-¿En qué consiste esa preparación?

-Por ejemplo, enseñarla a comer despacio, a tener una alimentación ordenada, o fomentar que haga ejercicio físico. Enseñarles, en definitiva, a que adquieran unos hábitos que sean compatibles con cómo van a tener que comer después de ser operados.

-¿Y cómo hacen el seguimiento tras la operación?

-La cirugía de la obesidad grave supone muchos cambios. El primero, muy impactante, es que la relación del paciente con la comida va a cambiar mucho. Porque hasta antes de operarse, para esas personas comer era un placer, a lo mejor su mayor placer; o un consuelo, como una especie de ansiolítico, una manera de resolver y afrontar problemas. Y tras la operación, comer va a ser algo molesto.

-¿Por qué molesto?

-Porque pueden sentir dificultades, molestias, intolerancias, vómitos y otras situaciones semejantes. Ese es un cambio muy grande. Además les cambia el aspecto físico y se ven más ágiles, más capaces, mejora incluso su autoestima, su autoconcepto.

-¿Y eso no es bueno?

-Sí que lo es, pero provoca que tras operarse de la obesidad con éxito haya personas que cambian de pareja o que se plantean si las relaciones que mantenían hasta entonces eran las adecuadas. Es un proceso en el que resulta importante acompañarles, porque son muchos cambios en sus vidas. Por eso, tanto antes como después de la intervención necesitan ayuda de especialistas en psicología, y en psiquiatría, que les acompañen en el proceso.

-¿Las personas obesas dan más trabajo en la UDAL?

-Podría ser, porque hay muchas personas obesas, muchas más que quienes padecen anorexia y otros trastornos de la alimentación. Pero en la UDAL trabajamos solo con los casos más graves y severos, que van a ser operados. Si tuviésemos que atender a todas las personas obesas, seríamos incapaces. Lo bueno es que las personas obesas graves suelen colaborar bien, muestran mucho interés.

El especialista: Jesús Pérez-Hornero ejerce en la Unidad de Desórdenes de la Alimentación (UDAL) del Hospital de Conxo.

La unidad: En la UDAL trabajan dos psicólogos y dos psiquiatras. Pérez-Hornero y la psiquiatra María José Gastañaduy tratan los casos de obesidad grave.