Cabo sigue liderando el ránking de denuncias por furtivismo, que genera grandes pérdidas al pósito

BARBANZA

La estimación, tirando muy a la baja, es que cada año se extrae de forma ilegal una tonelada de bivalvo

24 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Bien harían los socios y directivos de la Cofradía Virgen del Carmen de Cabo de Cruz de encomendarse a la patrona de los marineros para intentar solucionar, más pronto que tarde, el agujero negro que existe en la playa desde hace años y que, en cada ejercicio, genera cuantiosas pérdidas económicas. Basta decir que, con los datos del 2016 ya cerrados, en lo referido a las denuncias tramitadas por furtivismo, Cabo de Cruz, y por extensión Boiro, ha vuelto a ser, un año más, el término de Galicia que acumuló más expedientes.

Los encargados de realizar este trabajo son los agentes de la Policía Autonómica, a través de su unidad Erpol, que en el 2016 tramitaron 3.154 denuncias en las provincias gallegas con litoral, de las que 2.040 se cursaron en el municipio de Boiro. Esta situación, que por reiterativa no deja de ser muy grave, hace que el pósito tenga que trabajar cada día sabiendo que parte del producto que extrae, siembra y cuida a lo largo del año -con los costes que eso implica- será sustraído de forma sistemática, ocasionando grandes pérdidas económicas que por ahora nadie sabe calcular con precisión.

Cálculo aproximado

Las fuentes consultadas en el cabildo crucense sí se atreven a realizar una estimación a la baja que, aún así, resulta bastante sintomática. En el órgano de dirección de la cofradía explican que, al menos, cada año, los furtivos extraen una tonelada de marisco. Esta importante cantidad, de subastarse, generaría más ganancias a una entidad que todavía se está recuperando de los malos resultados económicos de años pasados. Por ejemplo, y atendiendo a la información facilitada por las mismas fuentes, en la subasta realizada el martes, el kilo de almeja fina alcanzó una cotización de 15 euros el kilogramo. «Y eso que enero no es un buen mes para la venta de marisco; ese precio es bajo. En otras épocas del año, el valor que se alcanza no baja de los 20 euros y llega hasta los 30. Así que echa cuentas de todo lo que nos roban».

El abogado de la cofradía es el primero que utiliza el verbo robar para referirse al saqueo reiterado al que son sometidas las concesiones de la entidad. Este letrado añade que la cofradía invierte gran cantidad de dinero cada año para tener los bancos marisqueros en perfecto estado, y ese dinero procede tanto de fondos propios como de subvenciones públicas.

La intención de la entidad y de su representante legal es realizar un cálculo más aproximado de la cantidad de marisco sustraída para conocer al detalle el perjuicio económico (además del medioambiental) que implica esta lacra.