La gélida ley de la oferta y la demanda

Antón Parada CRÓNICA

BARBANZA

20 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando finalmente la vieja mimosa del patio trasero de casa se aburrió de dar sombra y, en consecuencia, de vivir, la familia ya me había mentalizado lo suficiente para la dura imagen que me produciría su ausencia. Por ese motivo, me mantuve estoico ante los gruñidos de la motosierra que troceaban su cadáver, para que yo los estibase de forma ordenada sobre los toros de otros de sus congéneres, los cuáles no había tenido el placer de crecer junto a ellos. Mientras tarareaba la melodía del Tetris no podía dejar de pensar en el plus de calor que tendríamos este invierno. Y vaya, los que me conocen saben que prefiero ver arder muchas cosas antes que un carballo. Hasta parecía que habíamos salido ganando.

Pero la chimenea es caprichosa y digamos que aquel árbol no daba la talla, en lo que a resistirse a morir se refiere. Se rindió ante el frío tan rápido como un soldado alemán en un campaña sobre Rusia. Del humo de su última astilla surgió el hollín necesario para escribir este obituario. Y no. No estoy hablando de la maldita mimosa. Estas palabras están dirigidas a aquellos que ni se han planteado cuánto durará la calidez de sus hogares, porque saben que ese factor dependerá del número de capas de lana con las que puedan ataviarse. Estas palabras están dirigidas a aquellos para los que un radiador está más próximo de ser una obra de arte moderna que un objeto cotidiano.

Tiene gracia que lo llamen pobreza energética, como si fuese distinta a la del término general. Pero ni lo es, ni la tiene. Porque para que existan pobres deben existir ricos. Y curiosamente, los roles vuelven a coincidir. Si a un lado les muestro el caso de una mujer que fallece en un incendio doméstico por tener que iluminar y calentarse miserablemente con velas; y en el otro lado les pongo a un directivo de una multinacional energética, es posible que concuerden conmigo en dicha coincidencia. Otra de ellas pasa por la subida del precio de la electricidad y del butano a cifras históricas justo en plena ola de frío... ¡Esperen! El directivo anterior está invocando la ley de la oferta y la demanda. Listo. Puso pies en polvorosa en cuanto alguien preguntó por la utilidad y el papel de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

Debemos exigir responsabilidad política ante un hecho que puede segar más vidas. Y ser responsable pasa por no tener un IVA del 21 % sobre el recibo de la luz. No debemos aceptar sin más el discurso económico del perjuicio a la empresa, cuando esta fue pública en el pasado. Debemos estar alerta en nuestra comarca, que nunca nos acostumbró a esta temperatura, cuidando que el alud de la vergüenza no sepulte a ningún vecino. Como el frío que daba la sombra de la mimosa.