Limpiar hoy para aprender a nunca ensuciar el mañana

A. Parada

BARBANZA

Más de 25 alumnos del ciclo de Industrias Alimentarias iniciaron la elaboración de un informe ambiental de su arenal colindante

12 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada año, numerosos centros educativos de todo el territorio gallego participan en las actividades de Voz Natura, el programa de carácter medioambiental que impulsa la Fundación Santiago Fernández - Latorre, que este curso cumple veinte años. Y en esta ocasión el CIFP Coroso de Ribeira no dudó en sumarse.

Lo hace a través de los más de 25 alumnos de primero y segundo del ciclo medio de Industrias Alimentarias y sus docentes, Cecilia Veiga y Bibiana Ruzo. Estudio de afectación de los daños producidos sobre el ecosistema marítimo-terrestre del entorno natural de la playa de Coroso es el título del proyecto que este equipo de jóvenes integra, con la finalidad de elaborar un informe medioambiental, tras la recolección, separación y clasificación de diversos desperdicios hallados en este arenal ribeirense.

Legado documental

El objetivo final es el de dar continuidad al análisis en años posteriores, para apreciar la evolución del entorno, a la vez que se toman datos de la flora autóctona o invasora de este ecosistema. «Queremos que el alumnado observe el impacto que causa el ser humano en una zona costera y concienciarle de cara a su vida cotidiana», explicó Cecilia Veiga durante la primera de las sesiones regulares, que se prolongarán hasta finales del mes de abril y tendrán una duración de tres horas lectivas.

En lo referente a la vertiente de la flora, esta profesora señaló que también planean la instalación de un invernadero que albergue especies de plantas autóctonas medicinales, fijado para el próximo curso y en las instalaciones del centro. De ahí la importancia de esta fase inicial de toma de datos.

Los rostros

Ataviados con monos, guantes y calzado adecuado y armados con nada más que tres tipos de bolsas plásticas de colores y su motivación. Así salieron ayer estudiantes como Cristian Álvarez que afirmó que «como mínimo me llevaré el bienestar», para ser complementado por Benjamín Cea: «Se trata de aportar nuestro granito de arena».

Lo cierto es que algunos ya traían la lección de la solidaridad aprendida de antes. Es el caso de la pobrense Cristina Fandiño que al verse vestida de esa forma recordó la recogida de chapapote del 2002 tras el naufragio del Prestige. La acompañaba su amiga Samantha Maneiro, que acertó a identificar posibles beneficios derivados, como evitar intoxicaciones de animales.

El tiempo será ahora el que mida la dimensión de esta iniciativa, que demuestra que la educación supera la frontera del aula.