¡Háganselo mirar!

Javier Romero Doniz
Javier Romero CRÓNICA

BARBANZA

11 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La bicefalia que impera en la familia socialista desde hace tiempo, y que cristalizó en los últimos meses con la brecha abierta entre el bando oficialista y el sector crítico liderado en la sombra por Pedro Sánchez, ha tocado techo. El motivo es la apertura al público de una segunda sede de la organización en la calle Ferraz, la misma rúa (no confundir con la del Percebe) que desde hace años da cabida al edificio que es santo y seña del partido en toda España. Dicen sus promotores que ese nuevo punto de atención a la militancia servirá para fortalecer la organización y, de paso, captar seguidores que se posicionen a favor del sector crítico. Eso sí, siempre y cuando se convoquen unas primarias para elegir nuevo líder... El caso es que todo el reguero de titulares que motivó semejante sainete, para algunos vecinos de Ribeira, tendría que haber servido para refrescar la memoria y, tal vez, hacer examen de conciencia. Aunque solo sea cuando pasan por la plaza Uxío Novoneyra. Se trata de un espacio que, desde hace años, es ejemplo también de cierta guerra fría política entre quienes, hace ya algún tiempo, pensaban igual y militaban bajo el paraguas de las mismas siglas, pero que, por desgracia para los votantes del partido formado por el genuino Pablo Iglesias, se distanciaron para dejar a esos mismos electores contra la espada y la pared al tener que elegir entre el puño y la rosa o IPdR, la organización política resultante de aquel conflicto hasta ahora irreconciliable y que, casualidades de la vida, comparte la plaza Uxío Novoneyra con los socialistas.

El caso es que el PSOE de Ribeira, atendiendo a los resultados electorales, está muy lejos de llegar a sus mejores registros en la ciudad, que, todo sea dicho, implicaban gobernar. Algo que hoy se antoja misión imposible mientras sigan haciendo cada uno la guerra por su cuenta y arrastrando al votante socialista a un debate sobre qué partido de los dos está más anclado en la socialdemocracia. Y mientras, en la acera contraria se ganan elecciones sin parar y, hasta no hace tanto, por mayoría absoluta. Pero es que ni con el escenario actual -el PP gobierna en minoría- se aprecia la más mínima intención de hacer oposición conjunta, lo que, sin duda, resulta sintomático. En el PSOE de Ribeira, salvo alguna mente que por exceso de brillantez intelectual está por encima del bien y del mal, creo que hay espacio para el diálogo. Creo que hay margen de mejora, y creo, sinceramente, que siempre ha sido un partido necesario para mantener el equilibrio democrático. Y si eso fue así de siempre, cuanto más ahora, que la nueva izquierda está a galope de un populismo tan peligroso como hueco. Para concluir, y con el único ánimo de remover conciencias, solo me queda invocar al sentido común con la esperanza de que, más allá de lo que ocurra en Madrid, los socialistas de Ribeira entiendan que agua pasada no mueve molino y que el mañana siempre la gana la batalla al ayer.