Fun, fun fun

Estevo Silva Piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

12 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Amigos, ya están aquí estas fechas tan entrañables y he de decir que nunca un adjetivo ha sido tan adecuado como este porque durante el adviento se nos pueden llegar a remover las entrañas entre cinco y cincuenta veces, sea por la desmesurada ingesta de todo tipo de viandas y espirituosos o por la empalagosa ración de ñoñería a la que nos emplaza la tradición.

Celebra la cristiandad el nacimiento estival del niño Dios, pero vamos, reconozcamos que a la mayoría eso nos importa un pepino, con todos los respetos. Lo que más nos gusta es ver a los amigos o familiares que regresan a casa. Bueno, también nos encanta la excusa de que es Navidad y todo se ve de otra manera: el día de Nochebuena puedes ir por la calle a las cuatro de la tarde borracho como Arrabal la noche del milenarismo, que nadie te va a reprochar nada.

Por permitir, se permite incluso el terrorismo culinario: mazapanes, alfajores, polvorones… cualquier aberración que otro día no daríamos ni a los cerdos nos la metemos en la boca ¡y la tragamos! Será para tener de nuevo una excusa para poder bajar la bola con un trago de lo que sea que hayamos abierto del mueble bar, que llevaba lustros sin abrir, y algún valiente ha decidido liberar rompiendo el corcho -porque los corchos de ese tipo de botellas no se abren, se desintegran-.

Reconozcámoslo queridos: somos de natural tontorrón, no podemos evitarlo. Ahora incluso tenemos pistas de hielo en varios pueblos de la comarca, como si fuera esto Laponia o Central Park. Nos hemos entregado al black friday y terminaremos celebrando acción de gracias. Al tiempo. Suspiren.