Efecto Barberá

Estevo Silva Piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

05 dic 2016 . Actualizado a las 12:09 h.

Escuché anonadado a Sonia Castedo, ex alcaldesa de Alicante, en una entrevista concedida esta semana a una cadena de televisión entre desconsoladas lágrimas lo que había sufrido por culpa de las acusaciones de corrupción, y comparaba su caso con el de Rita Barberá.

El efecto Barberá. El óbito de la alcaldesa de Valencia tras su comparecencia ante el juez se ha convertido en parapeto, salvavidas y excusa para las partes interesadas en la multitud de casos que están siendo investigados y juzgados. Como si de repente la muerte exculpara de los delitos en vida. Una costumbre muy española, ¿No es cierto, Don Manuel?.

La súbita canonización de alguien que había sido relegada a los infiernos, ha dado un gran empujón a la arrogancia de inculpados y portavoces que ha conseguido incluso que se olviden de que existen las hemerotecas y las grabaciones. A mí la señora Castedo no me conmueve lo más mínimo. Hay contra ella bastante más indicios de presunta culpabilidad que todos los que han estado cargando a espaldas de otros. Tengan unos ejemplos:

Los tuits de Zapata; la beca de Errejón; el piso de Espinar; los trabajos de Monedero; el contrato del hermano de Tania Sánchez; la protesta desnuda de Maestre… puede que algunos cuestionables, pero todos sobreseídos, y alguno inexistente. Todos sobre el mismo foco, desde los mismos ángulos y con el objetivo de demostrarnos que todos son iguales, que todo sigue igual. Y quizá sea cierto, porque Feijoo ha vuelto a subirse el sueldo un 7,5% y su gobierno un 7%. Suspiren, esta tragicomedia continúa.