Los ovnis de Barbanza eran meteoritos

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

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Los dos avistamientos vividos en la zona fueron denunciados por militares y guardias civiles

26 oct 2016 . Actualizado a las 08:14 h.

Hablar de ovnis, aunque los papeles sean oficiales, siempre genera reticencias. Y si no que se lo pregunten a los norteamericanos, que dicen saber mucho de esto aunque nunca probaron públicamente la existencia de ninguno. Aquí, en la comarca, existe constancia de, al menos, dos casos de presuntos avistamientos de ovnis, el primero en 1989 y el segundo en 1993. Y en ambas alertas se da la particularidad de que los presuntos objetos voladores no identificados fueron divisados por personal uniformado de la Guardia Civil y del Ejército del Aire que estaba de servicio en ese momento.

Semejantes fenómenos extraños fueron documentados por la sección de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa. Ahora, los informes han visto la luz al ser desclasificados, desgranando las circunstancias en las que se vivieron ambos. De inicio, y con la documentación en la mano, lo primero que llama la atención es que los dos avistamientos fueron analizados al detalle y valiéndose de cuanta tecnología estaba al alcance del Ejército en aquellos años.

Cinco testigos

El ocurrido en 1993 fue, sin duda, el que más trabajo implicó. Era el 23 de noviembre, a las 08.15 horas, cuando el responsable, en ese momento, del control de mando del EVA 10 y cuatro testigos más presenciaron un fenómeno difícil de explicar. La versión dada por los cinco no varió en nada: «Todos aseguran haber visto una traza visual formada por un núcleo de color verde y una estela de ignición de color blanco amarillento que fue visible durante cuatro segundos durante un amanecer despejado y sin penumbra».

Lo más curioso de las pruebas individuales realizadas a estos cinco testigos es que dos de ellos aseguraron que ya habían visto con anterioridad fenómenos que podían ser ovnis. El Ejército, por su parte, concluyó en su informe final que el efecto luminoso divisado por estos cinco militares «podía tratarse de un fenómeno natural, meteorito o similar. La velocidad y trayectoria rectilínea, por otra parte, no da lugar a conjeturar que pudiera tratarse de algún tipo de vehículo de origen desconocido».

Festival lumínico

El 5 de diciembre de 1989, en la base del EVA 10, se recibió una llamada telefónica de la Guardia Civil alertando, a las 18.50 horas, «de la presencia de un posible ovni. Las características del citado objeto son forma lenticular, navega a poca velocidad y tiene gran aparatosidad de luces con tonos brillantes y cambios en las mismas». El objeto no identificado alcanzó una altura de 57.000 pies, y fue ascendiendo hasta situarse en los 75.000. Lo más curioso es que este punto lumínico, y de posición variable, procedía de Santiago de Compostela y, por las coordenadas, se tenía constancia de que diferentes aviones civiles pasaron por una posición próxima, sin que ninguno de ellos lograra mantener contacto visual, tal y como se expone en el informe desclasificado sobre este avistamiento.

En el citado documento no se llega a ninguna conclusión sobre lo que pasó aquella tarde de invierno, o por lo menos no se incluyó en el dosier de cinco hojas que ha sido publicado en los últimos días, y que poco tiene que ver con la documentación hecha pública tras lo ocurrido en 1993, que dio lugar a un informe de 125 folios con esquemas gráficos, estudios individualizados de cada testigo o mapas de la comarca en los que se dibuja el trazado que hizo aquella estela de luz que podía responder a un meteorito, extremo que tampoco ha sido certificado.