Matusalén 2.0

Estevo Silva Piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

24 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días estábamos mi compañera y un servidor atrofiando nuestro cerebro frente al televisor, cuando en uno de esos numerosos momentos en que empleo el mando a distancia con la compulsión de un chimpancé, me detuve en un concurso en el que varios famosos se disfrazan de cantantes y después interpretan, unos, otros perpetran, canciones. Mi desasosiego no llegó cuando fui consciente de que ya no conocía a muchos de esos supuestos famosos, no. Llegó cuando comprobé que ya no conocía incluso ni a los artistas que imitaban.

Acabo de cumplir los treinta y nueve y he de enfrentarme al hecho, cada vez menos puntual, de ser consciente de que ya tengo una edad; de que mis gustos comienzan a quedarse atrás con respecto a la vorágine de la actualidad. Y eso que el retorno de la moda absurda de comprar pantalones rotos me había devuelto a mis queridos noventa, pero sé que eso es solo un espejismo.

La realidad es que ya me he visto pensando en más de una ocasión eso de que la mayoría de los jóvenes de hoy no tienen respeto, para, acto seguido, sentirme contemporáneo a Matusalén. Lo curioso es que por dentro me siento tan joven como siempre, mi mente sigue siendo la de un chaval de veinte años y no me apetece en absoluto dejar de serlo.

Recuerdo un dicho muy repetido por hombres y mujeres ya vencidos; dice algo así como: «El que no es revolucionario a los veinte años no tiene sangre en las venas. El que lo sigue siendo a los cuarenta es un inconsciente».

Pues bien, no sé si soy revolucionario, lo que sí tengo claro es que todavía soy bastante inconsciente.