Con la información pasa como con la política, dejas la responsabilidad en manos de aficionados y mediocres y el resultado es impresentable. Eso es lo que ha sucedido con el programa de Cuatro En el punto de mira. Aunque también de casta le viene al galgo: Mediaset es la caverna mediática donde se crean los mayores engendros de la televisión; un lugar donde las personas se convierten en carnaza. El paraíso de la telerrealidad, el Edén de la anticultura. Pero lo peor es que presumen de ello y elucubran sesudas teorías para justificar su infamia.
Por todo ello me los imagino felices con todas las críticas que les han llovido. Es su destino y fozan en el estiércol como gorrinos sin anillo no fuciño. Pero el problema, como en política, son los votos; en este caso la audiencia. Pues somos los ciudadanos, por tanto, los que bendecimos comportamientos poco éticos o directamente ilegales. Porque la democracia no es perfecta aunque sea el sistema menos malo.
Pero tampoco hay que rasgarse las vestiduras más allá de lo prudente. No estamos ante una ofensa a los barbanzanos reflexionada o ideada como tal. Estos indocumentados harían lo mismo con otro tema y otro lugar. Es un modo de actuar.
Y lo mismo ocurre con los cuatro insultos de otros tantos pichaflojas por los resultados de las elecciones gallegas ¡Mira que no han tenido que aguantar nada los catalanes o los andaluces por los resultados electorales que se dan en sus respectivos territorios! Los perros que le salen al viandante, en cualquier camino, no le pueden desviar del destino de su viaje. El suyo tan solo es la rabia.