¿Esclavos, paletos o narcos?

BARBANZA

29 sep 2016 . Actualizado a las 12:32 h.

Me acosté el martes a orillas de la ría de Arousa y por sorpresa me desperté ayer en la cuna del narcotráfico español. Viví esta revelación a raíz del reportaje sobre la desaparición de Diana Quer que emitió Cuatro. En cuanto terminó me sentí parte del cartel de Medellín, era uno de esos hombres que acataban las órdenes del mítico Pablo Escobar, personaje en boga tras la llegada de la segunda temporada de la serie Narcos.

Tan metido estaba en el papel que mientras me desperezaba subí la persiana centímetro a centímetro, escudriñando cada palmo de terreno, temeroso de que me controlase algún agente de la DEA, ese cuerpo policial que se dedica a la lucha contra la droga en América. Durante el día hice en todo momento lo que me explicaron en la televisión, aunque lo único que me quedó claro fue que un buen vecino barbanzano debe dominar y controlar tres aspectos: ver, oír y callar. No me costó entrar en el rol, cambié cuatro veces de teléfono por si me lo habían pinchado, y lo poco que hablé por ellos lo hice con voz seca, enigmática, intentando infundir respeto. Tengo que confesar que esta fue mi segunda interpretación de la semana. Me vi bien, bastante convincente. Se notó que ya tenía algo de rodaje.

Mi debut fue el lunes, después de las elecciones autonómicas. Si ayer los barbanzanos éramos una horda de gente arisca, lúgubre y peligrosa, el lunes todos los gallegos nos despertamos como esclavos. Esa clase de gente que «votan ao amo, ao ‘señorito’, ao cacique, ao que manda, aos de sempre», tal y como nos explicó un diputado nacional.

Cuando vi el primer aluvión de insultos que nos dedicaron a través de las redes sociales no pensé en rebotarme. Mientras leía las mofas que nos tildaban de fachas y paletos acepté y callé, me dediqué a cumplir mi rol. ¿Acaso un esclavo tiene derecho a alzar su voz? Confieso que me divertí, me estoy convirtiendo en un experto del disfraz. Lo único que pido es que a partir de ahora nos avisen con un poco más de margen. ¿Qué nos toca mañana? ¿Esclavos, paletos o narcos?