Juan Antonio Varela: El moldeador de los tesoros navales

María Xosé Blanco Giráldez
M.X. Blanco RIBEIRA

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

La carabela «Santa María» y el navío «Santa Ana» integran su colección

23 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Su obra todavía no es muy conocida en Barbanza, pero aquellos que han tenido la posibilidad de ver los barcos en miniatura que han salido del astillero que Juan Antonio Varela Souto tiene montado en su casa de A Pobra se han quedado maravillados. Y no es para menos. Se trata de una colección de navíos que han jugado un papel importante en la historia, a los que no les falta ni un detalle. Las maquetas pasaron en agosto por el auditorio de Ribeira y el pasado fin de semana, coincidiendo con las fiestas del Nazareno, estuvieron en las instalaciones del Liceo Pueblense. El autor está dispuesto a seguir mostrando sus tesoros.

Fue estando sobre el agua cuando Varela Souto empezó con esta afición. Ocurrió hace unos 12 años. Él es mecánico naval y veía con curiosidad cómo el cocinero del barco pasaba las horas muertas dándole forma a maquetas que llamaban la atención del resto de la tripulación. Un día decidió ponerse manos a la obra: «Empecei axudándolle a el, pero cando fun collendo algo de maña, animeime a montar as miñas pezas».

Primero probó con un kit de esos que despiertan la pasión de unos pocos y acaban con la paciencia de otros muchos. Juan Antonio Varela quedó enganchado al arte de ensamblar pequeñas piezas hasta conseguir la reproducción deseada. Tanto fue así que no dudó en lanzarse: «Empecei a mercar planos dos barcos. Agora xa os baixo de Internet ou traballo con fotografías». Ese es el punto de partida de un complejo proceso. «Todo é difícil, desde facer a estrutura do navío en cadernas para forrar o costado ata meter as cubertas», explica el pobrense. Pero es quizás el montaje de la arboladura la tarea más latosa. Y es que el pobrense reproduce con todo lujo de detalles la maraña original de velas, mástiles y cabos.

Más de veinte obras

Antonio Varela inició su colección particular de barcos históricos con un galeón inglés y, en la actualidad, cuenta con más de una veintena de obras. De su astillero han salido auténticos tesoros navales como el Juan Sebastián Elcano, el buque escuela de la armada española construido en 1927; la carabela Santa María, la única que no regresó a España tras el descubrimiento de América al quedar encallada en la República Dominicana; el Santa Ana, navío que participó en la batalla de Trafalgar; o el Junco Chino Red Dragon, datado en el 600 antes de Cristo y considerado el velero más antiguo.

El pobrense es incapaz de ponerle número a las horas que ha dedicado a la realización de todas estas maquetas: «Cada barco pode levarme tranquilamente un ano e medio dedicándolle unha media de catro ou cinco horas por día». No duda en señalar que el secreto está en ser paciente, sobre todo cuando toca el turno de detenerse en pequeños detalles como los numerosos cañones que tiene el Santa Ana.

Este auténtico artista del ámbito naval da por cumplido parte de su sueño: «Empecei nisto porque quería ter unha colección de barcos históricos e, loxicamente, non me podía permitir o gasto que supoñía mercalos. Agora podo dicir que xa teño polo menos unha parte desa recompilación». Y el pobrense está dispuesto a ponerla a disposición de todos los barbanzanos. No pone obstáculo alguno a que sus maquetas sean expuestas en las salas de la comarca que se brinden a darles cabida.

En la cabeza del pobrense hay ya varias ideas para nuevos proyectos con los que seguir enriqueciendo su colección. Tiene claro que esta pasión continuará en el futuro: «Se a saúde me permite seguir, a afección sempre vai estar aí».