«Recordaré todo el apoyo que tuve»

BARBANZA

MARCOS CREO

La sirena de Castiñeiras reconoció que su paso por Brasil le ha dado nuevas fuerzas para intentar llegar a Tokio

20 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Todavía recuperándose del jet lag, María Vilas valoró su actuación en los Juegos Olímpicos y explicó cómo vivió desde Brasil el fenómeno que se creó en Ribeira con su paso por las piscinas de Río. Reconoció la dureza física y psicológica de esta temporada y confesó que necesita vacaciones para saborear poco a poco todo lo ocurrido antes de tomar una decisión sobre su futuro.

¿Cómo ha sido la vuelta a casa?

Este año no pude venir mucho por Ribeira y estoy muy contenta de estar aquí. No paré desde que llegué, lo que más me apetecía era descansar, pero quería corresponder a toda esa gente que me apoyó durante este tiempo.

¿Cómo vivió el recibimiento en el aeropuerto?

Aluciné. Fue un autobús a recogerme con mi familia, amigos y gente del Club Natación Ribeira. Estaban en la puerta equivocada y si no les llega a avisar un policía estarían esperando por mí y yo les aparecería por detrás. En realidad me lo olía, ya que estaban todos preguntándome todo el rato para saber a qué hora llegaba. Mis tíos me enviaron fotos desde casa para intentar colármela. Fue muy bonito encontrármelos a todos allí.

Los vecinos de Ribeira se volcaron, ¿le llegó algo a Río?

Sí, sí. Los primeros días aluciné. Mi familia empezó a enviarme Whatsapps con las camisetas, primero mis abuelos, luego la perra. Mi madre me dijo que todavía quedaba mucho y luego llegó la foto de la pancarta del Plaza. Veía que cada día iba creciendo y era emocionante.

Ya con los pies en España, ¿cómo valora su paso por los Juegos Olímpicos?

Fue increíble, me queda mal sabor porque quería hacerlo mucho mejor. Tengo eso clavado, por toda esa gente que me ha apoyado y me duele no haber sido capaz de sacar mi mejor versión. Creo que es muy complicado estar a un gran nivel allí. En la primera prueba que competí, cuando estaba en la cámara de salida, lloré de lo nerviosa que estaba. Era algo extraño, aquellos nervios no eran normales.

No tiene que ser nada fácil.

En la primera prueba me tocó nadar con una brasileña y pensé que la grada se caía abajo. Al principio me dije, tranquilízate. Me salió bien la mariposa, pero al darme la vuelta para la espalda miro arriba y veo una multitud de gente y solo escucho ruido. Los nervios hacen que estés cansado antes de nadar. Me quedaba sin fuerzas, yo quería, pero el cuerpo no respondía.

El mes previo no fue sencillo.

Fue muy difícil. Desde que subí a Sierra Nevada tras el europeo empecé a tener problemas. Quería hacerlo muy bien, pero se me estaba haciendo la temporada muy dura. No estaba acostumbrada a vivir las 24 horas por y para la natación. Solía estar tres semanas de concentración y después pasar dos meses más tranquilos.

A pesar de todo, la temporada fue para enmarcar.

Fue estupenda y quiero quedarme con las cosas buenas. Si recuerdo mis juegos no me voy a acordar de que hice 10 segundos más que mi mejor marca en 800. Recordaré todo el apoyo que tuve, lo que viví allí, lo que sentí. Al fin y al cabo siempre te vas a quedar con lo bueno.

¿Se ve en Tokio 2020?

Antes de ir a Río lo veía muy lejos. No le voy a asegurar a nadie que estaré allí, la gente joven viene muy fuerte, pero ahora estoy con más ganas. Después de vivirlo, quiero volver a repetir, fue una experiencia genial, espectacular. Por mucho que te comenten y digan, tienes que estar allí para saber lo que es.

¿La villa estaba tan mal como se comentaba?

No, no era de lujo, pero estaba bien. Nosotras solo tuvimos un problema con un grifo, que al no abrirse, el agua nos salió algo amarilla, pero poco más.

¿Y la organización estuvo a la altura de la cita?

Lo que peor vi fueron los autobuses. Llegaban tarde y cuando vas a competir es un problema porque los tiempos son ajustados. También tuvimos un percance al entrar en la villa, solo tenían un par de detectores de metales abiertos y se formó una pequeña avalancha. No pasó nada y al final accedió todo el mundo sin pasar por el detector. Podrían haber metido cualquier cosa.

¿Los únicos que no estaban en la villa eran los jugadores de baloncesto de Estados Unidos?

Sí, pero es normal. Son ídolos a nivel mundial y no es fácil para ellos. Nosotros nos encontramos a Rafael Nadal el primer día y estuvimos sacando fotos con él. Tuvimos la tentación de hacer lo mismo con Bolt, pero estaba comiendo y no quisimos molestarlo. A nosotras tampoco nos gustaría que nos lo hiciesen.

Se ha ganado las vacaciones.

Las necesito. Me marcho diez días, pero volveré para estar en casa hasta mediados de septiembre. Estoy meditando y pronto tomaré una decisión.