La asociación Derecho a Morir Dignamente promovió una recogida de firmas
17 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Seis meses después de que tuviera lugar el fallecimiento de Ramón Sampedro, el vecino de Porto do Son que se convirtió en abanderado de la eutanasia, el juzgado de Ribeira recibía cuatro carpetas en las que figuraban nada menos que catorce mil firmas. Eran rúbricas llegadas desde diferentes puntos del mundo, correspondientes a personas que se autoinculpaban de la muerte del tetrapléjico. Habían sido recogidas por la asociación Derecho a Morir Dignamente, que aún hoy sigue exaltando el trabajo realizado por el barbanzano.
Pese a esta y otras medidas, el derecho a morir dignamente sigue siendo a día de hoy una asignatura pendiente en España.