Los 84 secretos que esconde Barbanza

antón parada RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Antón Parada

La aplicación digital geocaching creó una yincana mundial de búsqueda de tesoros mediante posicionamiento GPS

04 jun 2016 . Actualizado a las 13:00 h.

El 3 de mayo del año 2000, un consultor informático llamado Dave Ulmer iniciaba un experimento a raíz de una mejora de la tecnología GPS en Estados Unidos, que introducía un mecanismo de localización más preciso. El especialista escondió en el bosque de Beavercreek (Oregón) un pequeño contenedor negro que albergaba un libro de registro y un lápiz, así como varios artículos de premio, entre ellos vídeos y libros. Después publicó en Internet su ubicación.

El éxito fue inmediato y muchos se lanzaron a imitarlo. El primer usuario en hallar este tesoro, Mike Teague, creó un sitio que recogía las distintas coordenadas de los que se fueron añadiendo. Medios de comunicación como The New York Times y CNN se hicieron eco y en unos meses nacía geocaching, una aplicación informática que funciona como un juego de la búsqueda del tesoro a nivel mundial y que en la zona de Barbanza ya cuenta con 84 geocachés (nombre que reciben los contenedores ocultos).

Sobre el mapa

Prácticamente inadvertida para la mayoría de nuestra población, se trata de una actividad asentada en el mundo del ocio al aire libre, siendo practicada habitualmente por grupos de senderismo o participantes de campamentos. En Barbanza, el concello que guarda un mayor número de estos premios ?frecuentemente representados en táperes de cocina? se trata del de Ribeira.

Nada menos que 23 de ellos repartidos por escenarios que bien podrían simbolizar un catálogo de los mejores espacios naturales: el parque dunar y el puerto de Corrubedo, Punta Couso, en Aguiño; o el monte de A Curota (este último en la modalidad de pistas, que supone varias pruebas antes de llegar al geocaché final). Llama la atención que hayan llegado a la mismísima isla de Sálvora, que cuenta con uno.

Porto do Son se lleva la plata con 16 premios ocultos, la mayoría de ellos repartidos por su amplia línea de costa y arenales. Pero uno se sitúa en un paraje especialmente relevante, el castro de Baroña. Le sigue Muros con once, con zonas tan reconocidas como el monte y la laguna de Louro o la playa de Cabanas.

Puntos turísticos

Carnota ocupa el tercer puesto con una decena de estos secretos, con presencia de tres en el monte Pindo y, como no podía ser de otra manera, dos cerca de la cascada de O Ézaro. La cifra de los concellos restantes se reduce significativamente yendo a parar a Boiro, que dispone de seis. Dos se esconden en Cabo de Cruz, uno en la península de Neixón y otro en el área de Escarabote.

Rianxo alcanza un número de cinco. Fueron esparcidos por sitios como punta Palleiro, punta das Tres Cruces, la aldea de Abuín o la playa de A Torre. A Pobra guarda otros cinco, algunos en rincones concurridos como el barrio de O Xobre o el paseo de O Areal. Noia solo tiene tres, sin embargo la villa posee uno del tipo multipista, que obliga al usuario a hacer un recorrido por el casco histórico.

Por otra parte, el final de la cola tiene como protagonistas a Lousame, Mazaricos y Outes con un par, y solo uno en los dos últimos. Es curioso que tratándose de un juego al aire libre, que suele reservarse para entornos medioambientales, haya una cifra tan baja en esta tríada rural.