Una pequeña con corazón de titular

Antón Parada

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

Ganó el primer premio  del certamen Mejor Periodista Infantil 2016, en su categoría, que organiza La Voz de Galicia a través del Programa Prensa-Escuela

28 may 2016 . Actualizado a las 13:54 h.

Un aviso para los pesimistas que denuncian incansables la falta de interés del público más joven por la prensa escrita. Por favor, no generalicen. La prueba que impulsa este argumento ha sido hallada en el interior de las aulas de cuarto de primaria del colegio Bayón de Ribeira. Además tiene nombre y apellidos, concretamente los de Alejandra Olveira Rivas (Ribeira, 2006).

Cuando esta joven estaba seleccionando noticias para su trabajo participante en el concurso de Mejor Periodista Infantil y Juvenil 2016 -que organiza La Voz de Galicia a través del Programa Prensa-Escuela- no tenía ni la más remota idea de que la rotativa acabaría pronunciado su nombre miles de veces en un eco de tinta. Alejandra Olveira resultaba ganadora en la categoría que agrupa a los cursos desde tercero de primaria a sexto.

Puede que sea pequeña, pero su corazón tiene el tamaño de un titular. Pues la primera pregunta de su entrevista fue realizada por ella misma, pidiendo permiso para que sus compañeros de clase compartiesen con ella su espacio en las páginas del periódico. Y es que su clase se convirtió en una auténtica redacción.

El valor de informarse

«Levo xa moitos anos traballando con periódicos no centro, dende principio de curso estivemos tratando a noticia e díxenme: ¿por que non presentarnos?», buena parte del mérito cosechado es debido a la metodología docente de su profesora, Lourdes Santos Paz (Xuño, 1965), que apuesta por la lectura de diarios escritos y digitales para la mejora de la comprensión lectora de sus pupilos.

Durante las clases les propone resumir noticias con sus palabras y redactarlas, ya que además de repercutir en su aprendizaje de lectura les introduce en el hábito de informarse, fabricar su propio punto de vista o estar al tanto de noticias de proximidad. Precisamente, el objeto del concurso era que los chicos escogiesen una pieza, dibujasen la fotografía y transmitiesen su esencia informativa en un resumen.

La elección de Olveira recayó en la historia de un chico que se había vuelto adicto a los videojuegos y tuvo que quitarse de su adicción, ya que engañaba a todo el mundo. «Pensé que sería fácil de explicar y que le gustaría a los jueces, así que resalté que jugaba mucho y que mentía a los profesores», explicó la chica que supo relacionar perfectamente el concepto con un doble dibujo que hace un guiño a aquellas fotos del antes y el después.

Y es curioso, porque esta alumna de primaria apenas posee tiempo para las consolas. Solo hay que echar un vistazo a su respuesta ante el típico ¿qué quieres ser de mayor?: «Notaria, médica, jefe de dentistas, pianista y patinadora». Ya va encaminada con las dos últimas, pues cursa el segundo grado elemental de piano en el conservatorio y practica patinaje en sus ratos libres.

El fondo de la autora

Fruto de su amor por los patines, Alejandra tiene muy clara cual es su sección favorita de este medio, donde puntualiza que se localiza en el apartado de Barbanza-Muros-Noia. Sigue habitualmente los deportes. Sin embargo, también muestra empatía por temáticas como el medio ambiente o las especies en peligro de extinción, hecho que la llevó a escribir acerca de los tiburones azules, para los primeros trabajos de clase: «Cada vez los humanos matan más animales».

No es casual que se decantase por dos historias con moraleja, ya que al cuestionarla por la que oculta el trabajo ganador extrajo sonriente que «no hay que jugar mucho a los videojuegos». Ella siempre muestra una gran sensibilidad tal y como plasmó Lourdes Santos, a lo que añadió: «Tiene muchísimo amor propio y es muy exigente consigo misma».

Estos factores pudieron verse reflejados el día en que su mentora anunciaba en el aula que acababa de conquistar el certamen. Ante un sonoro aplauso de sus compañeros, no pudo ocultar las lágrimas de felicidad. Quién sabe, puede que en el futuro Alejandra Olveira debería pensar en añadir la palabra periodista a su lista de oficios.