España, un país donde la brecha social se ha agigantado en los últimos años. Un lugar donde el riesgo de pobreza y exclusión afecta a casi el 30% de su población (el 35% de los niños). El Estado miembro de la UE donde se ha pagado de la crisis a costa de empobrecer al 90% de su clase media, no por la gestión de unos gobernantes que solo se cuelgan medallas. Aquellos que presumían, incluso daban clases y pedían dureza para otros países, del austericidio y del férreo cumplimiento del déficit; que al final era un embuste más que nos costará nuevos sacrificios y una multa, eso sí, después de las elecciones. Un país con una tasa de paro del 22,7% (cerca del 50% de los jóvenes).
Galicia, una nación que literalmente se muere debido al gravísimo problema del envejecimiento de la población (los mayores de 65 años ya superan en 34% a los menores de edad) ¡Uno de cada cuatro habitantes está jubilado! Una tierra con todos sus sectores productivos tocados, con poca diversificación industrial y con una peligrosa fuga de cerebros.
El Barbanza, una comarca donde solo la conserva aguanta. Con la ganadería y la pesca en jaque. La acuicultura y el marisqueo cual montaña rusa en manos de los elementos. El turismo una actividad infraexplotada y el comercio languideciendo por todo ello.
¿Y de que hablan nuestros políticos entre fiasco y fiasco electoral?: ¡de Venezuela! Con más jeta que un saco de sellos vamos dando clases de democracia y transparencia. El máster, que lo habrá, lo impartirán Bárcenas, Urdangarín y toda la troupe del trinque nacional.