Caramiñal Fight Club

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

26 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Subí en el bus de Arriva, Santiago-Ribeira, y me fijé en que el pasajero de mi izquierda estaba viendo una película en su tablet, era El club de la lucha. Qué contradicción, pensé, ya que la magnífica novela homónima de Chuck Palahniuk es un claro manifiesto anti-tecnología. Es una obra llena de ironías, comenzó siendo el libro de cabecera de diversos grupos neonazis hasta que, años después de su publicación, Chuck salió del armario. ¡Qué momento! «Camaradas, tirad los libros que el autor es gay, volvemos al Mein kampf».

SComo aún queda una hora y media para llegar a Ribeira, saco una libreta para empezar a escribir lo que iba a ser esta columna. Mejor lija que terciopelo, me digo, y comienzo: «Galicia envejece, cada vez nacen menos jóvenes que puedan sustentarla y, al mismo tiempo, se pagan unos sueldos que no permiten formar una familia?.». Pero las muecas del caballero que mira la película me sacan de la redacción.

Está alucinando, abre demasiado los ojos y noto como se tensan los músculos bajo su barba recogemigas. En las curvas de Boiro parecemos un drakkar vikingo descendiendo por el río Pedras, pero el señor no aparta sus pupilas de la pantalla. Llegamos a A Pobra, se baja del bus visiblemente afectado y, en el andén, se le ¿cae? la tablet al suelo y mira al horizonte. Siento su ira. ¿Ha calado en él el ácrata mensaje de Palahniuk y ha tirado la tablet adrede? Pocos sitios mejores que A Pobra existen para iniciar un club de la lucha, pero debo callarme. La primera regla del Club de la lucha es: nadie habla sobre el Club de la lucha.