«La trompa alpina parece simple, pero es bastante compleja de tocar»

BARBANZA

Samuel Pérez Llobell se unirá mañana a la banda de Boiro con su trompa alpina
Samuel Pérez Llobell se unirá mañana a la banda de Boiro con su trompa alpina . c. Queijeiro

El músico valenciano interpretará temas con el instrumento por primera vez en la comarca mañana, en un concierto en Boiro

21 may 2016 . Actualizado a las 05:20 h.

Samuel Pérez Llobell forma parte de la banda de música de Santiago, aunque es un invitado habitual de la de Boiro. Hasta ahora sus colaboraciones fueron con una trompa al uso, pero mañana lo hará por primera vez un curioso instrumento, inédito en los conciertos de la comarca: una trompa alpina de tres metros y medio. Aparte de Llobell, solo otro músico la toca en Galicia. Los barbanzanos podrán verla en acción mañana, a las 18.00 horas, en la plaza que hay detrás del Centro Social de Boiro, durante la actuación que ofrece todos los años en mayo el conjunto dirigido por Martín Baleirón.

-¿Cómo llega un instrumento propio de Suiza, que utilizaban los pastores para llamar a las vacas, a las bandas gallegas?

-Este tipo de instrumento no es muy característico aquí en España. Sin embargo a mí me gusta investigar y, como pertenece a mi familia, la de la trompa, quise hacer una cosa nueva. Aprovechando que la banda de Boiro celebraba este concierto para solistas, le propuse a mi gran amigo y maestro Martín [Baleirón] hacer algo excepcional.

-¿Cuándo empezó a tocarla?

-Llevo dos años. Como vi que aquí en Galicia se utilizaba poco, compré la trompa en Alemania por mediación de una profesora de Alicante y de vez en cuando tengo la oportunidad de tocarla para variar un poco y que no caigamos siempre en la monotonía de la trompa moderna.

-¿Qué dificultades tiene?

-La trompa alpina parece simple, pero es un instrumento bastante complejo de tocar, porque no hay ningún tipo de cilindro que puedas apretar, como sucede con la trompa moderna, y todo es cuestión de trabajo con el labio. Hay que estar muy centrado, porque el mínimo movimiento del labio hace que se te vaya a otra nota.

-¿Y su tamaño no interfiere?

-También. Como esta trompa es tan larga, hacerle un hueco en los escenarios a veces es complicado. Para desplazarme con ella no hay tanto problema, porque se divide en tres partes. Lo que no es posible es utilizarla, por ejemplo, en los pasacalles, salvo que se le ponga ruedines y no sería práctico [se ríe]. Casi es más larga que la banda y me tendría que poner el último, junto a los clarinetes y las flautas. No lo veo.

-¿Cómo reacciona la gente al ver semejante instrumento?

-Ves la cara de sorpresa. La primera vez que lo saqué al escenario, en Bandeira [localidad de Silleda, en donde reside] hace dos años, fue la sensación. Pero, al final, la gente lo admitió y gustó. Es un sonido bastante atípico, pero proyecta bien.

-Solo dos músicos en Galicia manejan la trompa alpina...

-Somos poquitos, sí. A ver si a raíz de escuchar la trompa alpina la gente se va animando. Yo intento darle la mayor difusión, haciendo conciertos aquí y fuera.