Una alternativa abierta a todas las actividades

M. Varela Ribeira / la voz

BARBANZA

04 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Prácticamente cualquier actividad vinculada al ámbito agrícola o pesquero es susceptible de estar calificada como ecológica. De hecho, el fuerte crecimiento experimentado por este tipo de agricultura, unido a la grave crisis que padecen las producciones convencionales, la convierten en una alternativa económica válida para muchos agricultores.

¿Qué hay que hacer para empezar a producir?

Todo comienza por preinscribirse en el Craega, único órgano competente desde su creación, en 1997, para el control y la certificación de la producción agraria ecológica dentro de la comunidad. El documento puede descargarse o incluso presentarse desde la página web (www.craega.es). Ahí aparecen todos los pasos a seguir posteriormente.

 

¿Son estrictos los requisitos?

Vienen marcados por una directriz europea y varían en función de si la actividad se refiere a producciones vegetales, animales, a la apicultura o incluso a la acuicultura. Estas normas regulan desde las formas de delimitar los cultivos orgánicos hasta el tipo de pienso o tratamientos médicos que pueden recibir los animales de las granjas inscritas, pasando por los programas de abonado, el control de las plagas, el alojamiento y transporte de las reses o incluso el proceso de manipulación y envasado de los productos por parte de las industrias.

 

¿Una explotación convencional puede convertirse en ecológica?

Sí, pero deberán superar lo que se denomina período de conversión antes de que su producción sea certificada como ecológica. Se trata de un espacio variable de tiempo que, por ejemplo, para las praderías intensivas es de dos años, o de tres para los árboles frutales, lo que permite al terreno recuperarse de los agentes químicos con los que pudo haber sido tratado hasta el momento.

 

¿Por qué puede ser una oportunidad?

Principalmente por el crecimiento que viene experimentando, y porque se prevé que continúe aumentando la demanda de productos ecológicos durante los próximos años. Esto garantiza, en principio, un mercado estable y, por tanto, un nivel aceptable de ingresos, dado que este tipo de alimentos acostumbran a ser más valorados por el consumidor y, por tanto, estar mejor pagados.