Esperando al autobús entre matorrales y bajo un colorido cobertizoSalvaje

Francisco Brea
Fran Brea RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Un buen número de elementos destinados a resguardar a los vecinos mientras esperan el transporte público están muy deteriorados

24 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las marquesinas son elementos útiles para todos aquellos que están esperando la llegada del transporte público, más todavía en épocas del año como esta, donde la lluvia y el viento suelen hacer acto de presencia. El problema radica en que un considerable número de ellas no se encuentran en buen estado y no cumplen su función. No es algo exclusivo de una localidad, ya que ejemplos hay muchos, y bien visibles, en las carreteras de la comarca.

Da igual el material del que estén hechas, los amantes de pintarrajear el mobiliario público ven en las marquesinas un lienzo sobre el que expresar su dudoso gusto del arte. Las pintadas afean un gran porcentaje de estas estructuras, tanto si se trata de dibujos para demostrar amor hacia otra persona como líneas sin aparente sentido.

Con el paso del tiempo, algunas se han quedado obsoletas y no solo por la imagen de abandono que presentan. En el límite entre A Pobra y Ribeira se puede ver una marquesina, la cual carece de cristales que den cobijo a los que esperan el autobús, que ya nadie utiliza. El motivo es que delante hay un espacio asfaltado antes de llegar a los carriles de circulación que es usado para estacionar vehículos, por lo que los autocares no pueden acercarse a ella.

Patrocinadores que no existen

Algunas empresas consideraron que estas estructuras eran un buen lugar para publicitarse. En una época era habitual ver logotipos y colores corporativos de entidades financieras adornándolas; entidades que hoy en día ya han desaparecido a causa de las múltiples fusiones que se han producido durante los últimos años en el sector de la banca. Aún así, existen cobertizos en la comarca que siguen recordando que en su día gestionaban los ahorros de muchos ciudadanos.

Las diferencias entre el estado de las marquesinas que se ubican en el rural y las que están instaladas en los cascos urbanos es notable. Mientras en las primeras la hierba que las rodea crece a su antojo las segundas presentan una imagen más moderna y cuidada. Aún así, no se libran del vandalismo y en el parque de A Boqueira de A Negral de Boiro hay un claro ejemplo, ya que se puede comprobar como algunos de los cristales están estallados.

Gasto para los concellos

Toda esta situación no genera más que gastos a los concellos, que ven como periódicamente tienen que ir destinando fondos a reparar los estropicios o, directamente, reponer las marquesinas.

El Ayuntamiento de Ribeira, que rara vez recibe alguna subvención para la adquisición de estos elementos, realiza el mantenimiento en el municipio y de hecho en los últimos días, aseguran, ya han comprado cuatro estructuras para cambiar por otras que estén en mal estado. También los miembros de la brigada de obras hacen labores de reparación.

Por su parte, el portavoz del gobierno noiés, José Manuel Lage Tuñas, indica que el mantenimiento de estos elementos es una «competencia impropia dos concellos, que se asume por vergonza ao ver como están». Lage Tuñas puso como ejemplo la AC-550, de la cual la Xunta es su titular y, por lo tanto, tiene que encargarse de su mantenimiento, pero, sin embargo, no invierte en su renovación.

Pintadas y hierbas sin control. Circulando por la carretera que une Ribeira con A Pobra pueden verse varios ejemplos, como este de la imagen, donde la vegetación campa a sus anchas entre pintadas.