El complicado reto de no ponerse techo

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Con 25 años, el boirense ya es la cara de la empresa tecnológica en la península

29 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No se podría entender la carrera profesional de Adolfo Fernández Sánchez sin tener en cuenta sus años como futbolista. Cancerbero en las categorías inferiores de Boiro, Deportivo, Pontevedra y Compostela, el deporte lo convirtió desde niño en una persona metódica, constante, ávida y con hambre de cumplir metas. Tras convertirse en subcampeón de España decidió colgar los guantes. Ahí comenzaría a esculpirse el joven gestor que ficharía Google hace cinco meses.

Sus primeros pasos arrancan en la capital gallega. El boirense se matricula en Administración y Dirección de Empresas en la Universidade de Santiago. Recuerda la etapa vivamente, aunque confiesa que en aquel momento no se imaginaba fichando por una de las principales empresas tecnológicas del mundo: «Cuando cruzaba cada día el Obradoiro lloviendo pensaba que el sacrificio me tendría que llevar a algún sitio, pero Google estaba muy lejos».

Primera ocupación

Encuentra su primer hueco en el mundo empresarial en la oficina santiaguesa de la startup Clienis Language Technology. Allí desarrolla funciones de jefe de márketing y de desarrollo de negocio, realizando prospecciones de mercado y siendo el interlocutor directo con los clientes. Sin embargo, su hambre, esa exigencia en asumir nuevos retos, lo llevaría a coger la maleta y emigrar a Reino Unido. No tardaría en ser fichado por WDS, filial de la multinacional Xerox. Sobre la experiencia como emigrante asegura que «me pareció muy atractiva, la gente joven tiene que salir, volar, conocer otras personas y culturas, dejarlo todo atrás sin miedo a nada. Si no lo hacemos ahora no volveremos a tener otra oportunidad».

Regresa a España para afrontar otra batalla. La IE Business School, una de las universidades más prestigiosas del mundo, había aceptado su solicitud para cursar su máster en International Management. Confiesa que «fue un paso determinante, aprendí muchísimo y me abrió muchas puertas». Algunas en España, aunque la oferta de Google fue la que más brilló. El boirense recuerda vivamente el momento: «Me iba para la oficina que tienen en la ciudad polaca de Wroclaw, había mirado piso, conocía todas las inmobiliarias de la ciudad y dos semanas antes me llaman y me dicen que al final me envían a Dublín, no puse pegas, me fui al momento. Esto me recuerda más a Galicia».

El último reto

Asegura que se ha adaptado perfectamente. El barbanzano afronta un reto tan grande que «es la primera vez en mi vida que no me he planteado qué viene después». El joven se ha convertido en la cara de Google para España y Portugal. Su trabajo consiste en asesorar a pymes y multinacionales para que inicien su expansión a través de la red. Confiesa que vive en los aeropuertos, pero no pone excusas: «Estoy viviendo una experiencia increíble».

El boirense ve que el mundo afronta un completo cambio de paradigma, por eso no teme que su juventud sea un impedimento: «Prefiero no verme capacitado y que eso me obligue a aprender cada día. Con la velocidad que está cambiando todo, incluso los empresarios veteranos tienen problemas. Lo fundamental es reciclarse día tras día».

Asegura con total convencimiento que tanto el futuro como el presente de una firma se encuentra en Internet: «Las empresas tradicionales infravaloran su poder, la gente es reacia al cambio, teme poner en duda el statu quo», manifiesta Adolfo. Sobre su propio futuro, dice que no quiere ponerse techo, seguirá levantándose muy temprano y repitiendo la fórmula que lo ha llevado a Google: «Ser constante, trabajador y humilde».

Un día en Google

Adolfo se levanta a las seis de la mañana, coge la bicicleta y se dirige a la oficina. La primera parada es el gimnasio y la segunda un potente desayuno irlandés. A partir de ahí comienzan las videollamadas y las reuniones. Asegura que su vida gira alrededor de la empresa, pero que eso también le motiva. Come y cena en la oficina, aunque también tienen tiempo para campeonatos de ping-pong y billar. «Aunque el mito diga lo contrario, trabajamos sin descanso».

Adolfo Fernández Sánchez: Business Development Manager para España y Portugal de Google