Hoy a votar, mañana a trabajar

Alicia Fernández

BARBANZA

24 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice con sorna un amigo que antes por la mañana trabajaba para él y por la tarde para la Administración, haciendo hincapié en que era «para» y no «en»; que ya le gustaría lo segundo. Después, si saca media sonrisa de la concurrencia, relata con humor cómo creció el tiempo de trabajo que se llevaba el Estado, con lo cual para que no menguaran sus ingresos tuvo que aumentar su jornada laboral. Y eso no estaba mal, dice con la pena que se mira el pasado mejor, pero es que desde hace años ya no le quedan horas y cada nuevo bocado del sistema es un agujero en su peculio, remata compungido. Cuando habla de Estado o Administración se refiere a cuantas administraciones, chiringuitos y tinglados hay que mantener vía impuestos, tasas y multas a los ciudadanos. Entes que, asegura, son orondos murciélagos que viajan a lomos de ellos chupando de su cuello en plan barra libre.

Por eso hoy, cuando acudimos o no a depositar nuestros votos, no puedo dejar de pensar en que mañana hay que seguir trabajando para mantener unas maquinarias demasiado arcaicas y pesadas. Por ello a quién suscribe, al margen de pequeñas apuestas, a pesar de algunas filias y menos fobias, lo que de verdad le importa es que quienes salgan elegidos hayan aprendido del pasado. Sean del partido que sean, hombres o mujeres, jóvenes o mayores, solo les pido que gobiernen con sentido común. Con tanto como ha faltado en el pasado. Que cada cual aplique sus políticas según el sesgo ideológico que tenga o sin él. Incluso buscando mayor consenso que su representación o tirando por la vía rápida. Pero que sea realista y consciente del momento que vivimos.

Tenemos ayuntamientos endeudados en exceso, con plantillas a menudo sobredimensionadas fruto del enchufismo o el despilfarro. Tenemos infraestructuras y medios infrautilizados o directamente abandonados. En muchos casos tenemos políticos demasiado bien pagados. No hay rigor presupuestario y casi siempre se recorta el gasto en lo básico y se mantiene o aumenta en lo prescindible. No se plantean ni ejecutan planes de ahorro y para compensar se tira de subidas salvajes de impuestos, incluso llegando a consolidar un sistema paralelo de recaudación mediante el abuso en la imposición de multas. Y todo ello es transversal a los distintos partidos políticos, al igual que el sectarismo que se manifiesta a menudo en los concellos.

Por eso, al igual que a mí amigo, no me importa demasiado quién gane hoy, pero sí me importa mucho cómo gobernará mañana. Ya sé que prestos aparecerán los ultraortodoxos ideológicos de cada partido contando que si este o aquel son la solución para todo, pero esta depende más de maneras y modos de personas que de perfiles ideológicos de grupo. Y no se trata de una idea peregrina al azar sino de la constatación de la realidad y la observación de nuestra reciente historia democrática. Ha habido muchos malos gobernantes y unos pocos buenos en todos los lados. Por eso deseo que en la comarca del Barbanza salgan elegidos de estos últimos, sean de la formación política que sean. ¡Ojalá acertemos!.