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El puerto de Ribeira logra ser más competitivo en el alijo de pescado

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Las cotizaciones del pescado en la lonja ribeirense llevan meses que no levantan cabeza.
Las cotizaciones del pescado en la lonja ribeirense llevan meses que no levantan cabeza. millet< / span>

El Ministerio autoriza los desembarques de más de 10.000 kilos de jurel, xarda y arenque; descargas que ya se podían hacer en otras grandes radas gallegas

23 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El puerto de Ribeira, hace años, por una decisión de los armadores que a la larga resultó errónea, no pidió figurar entre los muelles españoles en los que se pueden descargar más de 10.000 kilos de jurel, xarda y arenque -unas especies sobre las que se hace un especial control por parte de la Administración-. Se pensó que era difícil que entrase tanta cantidad de esos pescados. Pero luego se vio que tanto el cerco como el arrastre sí podían llegar a hacer esos alijos. Y que Ribeira perdía competitividad con respecto a grandes radas como Vigo y A Coruña o incluso con otras más pequeñas como Muros y Fisterra donde sí se permitían estos desembarcos. Se empezó a mover ficha. Y, ayer, el Ayuntamiento dio a conocer que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ya aceptó que en Ribeira también se realice ese tipo de abundantes descargas.

A partir de ahora, por tanto, si un cerquero o un arrastrero trae a tierra más de 10.000 kilos de las especies pelágicas puede contemplar la posibilidad de descargarlas en Ribeira. Al preguntar a voces autorizadas en esta materia si esto significa que el puerto ribeirense gana competitividad, la respuesta es clara: «Gaña moito, ponse onde tiña que estar dende hai tempo, entre os portos que dan facilidades aos armadores para alixar o peixe».

Hasta hace unos meses

No fue hasta hace unos meses cuando el sector pesquero habló con los responsables municipales ribeirenses para atajar este problema y tratar de convencer al ministerio de que era necesario que Ribeira pudiese hacer desembarques superiores a los 10.000 kilos para esas especies. La Administración, en otros casos lenta, esta vez actuó con relativa rapidez después de que el Ayuntamiento le enviase la autorización para incluirse en esa lista acompañada de firmas de los representantes de distintas cofradías y asociaciones ribeirenses..

¿Por qué los armadores tardaron años en querer cambiar la normativa? Lo reconocen algunos de ellos y se oye claramente en sitios como la lonja. Ese tipo de desembarcos, los de más de 10.000 kilos de especies pelágicas, los controla directamente Madrid y, por tanto, tiene que haber un inspector cuando se realiza la descarga. Esto hacía que hubiese temor a que aumentasen los controles, en un momento en el que muchos barcos tienen problemas por la escasez de cuotas.

Precisamente, en los últimos días, aunque sin tener que ver con este cambio de normativa, hubo unos rigurosos controles a camiones y barcos. Al parecer, se pusieron varias denuncias porque vino a tierra carioca.

Enderezar

Los trenes no se pueden dejar pasar. Los armadores, en su día, no quisieron que el puerto de Ribeira figurase entre las instalaciones de grandes descargas de xarda o jurel por si eso hacía que aumentasen las inspecciones. El miedo no lleva a ninguna parte. Solo provoca que otros puertos que le hacen competencia al ribeirense salgan ganando. Menos mal que se enderezó la cosa.

La lonja pasa por un momento difícil, con la facturación a la baja y los precios por los suelos

Que el puerto de Ribeira sea más competitivo es especialmente importante en este momento, ya que la lonja no está teniendo una buena racha. La facturación no consigue levantar cabeza. Y, aunque la culpa la tienen los precios, que están por los suelos, si se logra que acudan más barcos a alijar al muelle, la rula acabará viéndose beneficiada.

Actualmente, los números de las descargas de pescado no son buenos. Desde enero hasta finales de abril se facturaron un total de 9,8 millones. La cifra es la peor de los últimos años. Y eso que tanto en el 2013 como el 2014 ya se pasaron momentos duros.

El problema está en los precios. Los últimos tiempos dejaron anécdotas para olvidar. Por ejemplo, hubo días en los que se vendió merluza a dos euros. El lirio, siempre con cotizaciones muy escasas, está cada vez más bajo. Y la xarda también falló.