«¡Que no nos traigan más perros, por Dios!»

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

La protectora Arca lanza un grito desesperado: está totalmente colapsada

05 may 2015 . Actualizado a las 07:35 h.

Hay personas, muchas personas, que son incapaces de mirar para otro lado cuando se topan con un animal previsiblemente abandonado. Les pasó recientemente a unos turistas en el castro de Baroña, que encontraron una perra y, a la desesperada, buscaron alguna protectora que se hiciese cargo de ella. El problema es que, de un tiempo a esta parte, ese tipo de llamadas se repiten sin cesar. Arca, una de las asociaciones que trabaja en la zona para dar cabida a estos animales, está totalmente colapsada después de haber recibido en el último mes más de cincuenta peticiones de recogida de canes y perros. Y Callejeros Barbanza, otro colectivo similar, está en idéntica situación. Ayer, la presidenta de Arca, Luisa Santos, lanzaba un grito tan triste como desesperado: «Que no nos traigan más perros, por Dios, que ya no podemos más. Esto es terrible».

Luisa explica que Arca tiene perros y gatos repartidos por todos los sitios que puede. Algunos están en su refugio de la sierra de Barbanza -prefieren no decir su ubicación concreta porque es habitual que les lancen ejemplares por encima de la verja o atados a ella-, otros viven con la veintena de familias de acogida que tiene la protectora y hay dos que incluso los llevaron a una residencia canina de pago por no tener donde ubicarlos.

El caso es que ya no pueden más. Y, muy a su pesar, a quienes les llaman pidiendo auxilio para perros o gatos les dicen que lo único que pueden hacer es alimentarlos a pie de calle o en los sitios donde se hayan encontrado. «Es horrible, pero es la única solución», insiste Luisa Arca. Ya tienen algunos ejemplares localizados y se encargan de vigilar que no les falte comida.

Hasta 18 ejemplares

No llegan mejores noticias desde Callejeros Barbanza, un colectivo que no cuenta con refugio, pero sí con unas veinte casas de acogida de perros y gatos. Su teléfono tampoco deja de sonar. A veces, reciben hasta quince llamadas al día. Abusan todo cuanto pueden -en el buen sentido, claro está- de la generosidad de las familias acogedoras. Hay quien tiene actualmente hasta 18 canes en su hogar a la espera de que alguien los adopte.

Ayer mismo se toparon con una perra parida en un establo rianxeiro. El animal no tiene dueño. Se metió en ese lugar para dar a luz. Urge su adopción. Pero esta se antoja difícil. A veces, como reconoce Juan Blanco, del colectivo callejeros lo único bueno de su lucha es las manos amigas con las que se van topando. Por ejemplo, la policía rianxeira está intentando ayudarles a buscarle una casa a esa hembra y sus cachorros. Y hay una clínica veterinaria de Boiro, la de Ramiro Tubío, a la que tanto desde Arca como desde Callejeros definen como un ángel de la guarda.

«Le estamos diciendo a la gente que les den de comer en la calle, porque nosotros ya no podemos más»

Luisa Arca

«Isto é unha tolemia, hai días que nos chaman ata quince veces para que collamos animais»

Juan Blanco