Una decena de recursos patrimoniales aguardan su declaración BIC

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Las últimas altas en la relación de bienes protegidos datan del 2011

20 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana se celebra un pleno en Noia en el que pretende aprobarse una iniciativa para instar a la Xunta a iniciar el expediente para declarar la central hidroeléctrica del Tambre bien de interés cultural (BIC). Esta instalación ha sido la última en sumarse a la relación de recursos patrimoniales que aguardan su ingreso en el selecto club de los bienes con el máximo nivel de protección. Son una decena los candidatos que esperan para incorporarse a esa lista.

La central del Tambre es uno de los 49 elementos que figuran en un catálogo autonómico de patrimonio industrial desde hace más de una década, pero no en la declaración BIC y, por eso, el Concello ha decidido insistir. No es la única instalación emplazada en el municipio noiés merecedora de la máxima protección y el ejecutivo también quiere que se inicien los trámites para blindar el edificio del Casino.

El pazo da Pena do Ouro es otro inmueble susceptible de figurar entre los bienes de interés cultural, y, de hecho, el BNG de Noia tiene una propuesta en este sentido.

Continuando con edificios nobiliarios, en Boiro hay un acuerdo total para la torre de Goiáns consiga la catalogación BIC. Un decreto de 1949 ya le da una protección genérica, pero recientemente se aprobó el pleno una propuesta para que el pazo obtenga una declaración específica.

Patrimonio arqueológico

Entre los recursos arqueológicos para los que se demanda la máxima protección destaca el caso de las mámoas de Os Campiños, en Rianxo. En su día, incluso se inició un expediente para su inclusión en el listado de elementos BIC junto a otros monumentos megalíticos, pero todo quedó en agua de borrajas y, pese a los intentos del gobierno rianxeiro en los últimos años para reactivar el proceso, nada se ha avanzado.

En una situación similar están elementos como las mámoas de Cavada y Outeiro Redondo o la Casota do Fusiño, en la sierra barbanzana. En el 2008 se anunció que serían BIC, pero, al igual que Os Campiños, se quedaron en el camino. Y pendiente está también el collar Chaos do Barbanza, que forma parte de la colección Álvaro Gil.

Los que sí lograron la catalogación en el 2011 después de mucho batallar fueron los castros de Neixón y Baroña, las últimas altas en el catálogo de bienes con el mayor grado de protección.