Taponeros por el mundo para hacer feliz a la niña Irene

María Hermida
MARÍA HERMIDA RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

El banco solidario boirense recibe plásticos del Sáhara, Suiza, Alemania o EE.UU.

26 ene 2015 . Actualizado a las 09:41 h.

Esta semana, un comentario llamaba la atención en el Facebook del Banco de Tapóns de Barbanza -una iniciativa solidaria que recoge plásticos y los vende para ayudar a niños con necesidades especiales-. María Cruz Ces Carou escribía desde Carolina del Norte. Contaba que su familia es de Rianxo y que ella da clases en Estados Unidos. Decía que iba a mandar tapones desde allí porque quería que sus alumnos, además de conocer la cultura española, se solidaricen con sus causas. Es decir, que desde Carolina del Norte ayudarán a la cría boirense Irene, que es la pequeña para la que ahora se recauda dinero. ¡Casi nada!

En realidad, una sola conversación con María Cruz llega para entender que haga eso y más. Es de esas personas hechas de una pasta especial. Le viene de familia, ya que su hermana y su tía lograron que los niños del Sáhara también recojan tapones. María Cruz, que lleva 18 años en América, atiende al teléfono desde la escuela donde enseña español a niños americanos y latinos. Está en clase, mostrándoles mapas. La llamada de España le emociona. Y empieza a contar: «La verdad es que en los veranos mi madre jamás me deja tirar un tapón. Y siempre, al llegar aquí, me sentía muy triste por echarlos a la basura. Así que pensé que los teníamos que recoger. Y en la escuela les encantó la idea. Todos los niños quieren enviarlos. Hoy una pequeña me sacó de su cartera un tapón y me dijo que era para la niña mexicana... Porque para ellos todos somos mexicanos». María Cruz es consciente de que saldrá caro enviar los tapones, pero al menos quiere que algunos lleguen a España.

En coche hasta Padrón

Lo mismo le pasa a Amanda. Trae tapones de Suiza, donde vive con su novio, Esteban. Aprovecha los viajes que hace en coche hasta Padrón, su tierra. Pero también cuela plásticos en la maleta cuando viaja en avión. ¿Cómo contactó con el banco barbanzano? Es muy amiga de uno de sus promotores, conocía las necesidades de Irene y no dudó en empezar a recoger tapones en Zúrich. «En casa, por supuesto, los guardamos. Pero también en la residencia de ancianos donde trabajo e incluso los cojo en centros públicos donde se llevan las cosas para reciclar. Me ayudan mucho».

El banco tiene más aportaciones internacionales. Hay una mujer de Sanxenxo que envía desde Alemania. Y, recientemente, se incorporaron dos pequeñas llamadas Munina, Ali, Salka, Ahmed, y Salec. Recogen plásticos en el Sáhara.