Xan de Estivadas aporta luz sobre la antigua configuración de Noia

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

NOIA

CEDIDA

Además de un tramo del acueducto medieval, las obras en la calle descubrieron otros restos interesantes

16 ene 2015 . Actualizado a las 05:05 h.

Dijo en una ocasión el alcalde que, en Noia, si se le da una patada a una piedra es muy posible que aparezca un monumento. Y con esta máxima presente no resulta extraño que al levantar la calle Xan de Estivadas, que flanquea la plaza de O Tapal, en pleno corazón del casco histórico, aparecieran algunas sorpresas que han ayudado a aportar luz sobre cómo era antiguamente la configuración de la villa.

El más importante de los hallazgos realizados, y que en su momento obligó a paralizar los trabajos en la calles, es un nuevo tramo del acueducto medieval. Hace unos años de encontró una parte en la reforma de Porta da Vila, pero no se sabía por dónde discurría ni a dónde conducía hasta ahora. La aparición de los restos en Xan de Estivadas permite saber que pasaba por algún punto de la plaza de A Constitución y que continúa bajo la plaza de O Tapal. «Se ve clarísimamente», afirma Manuela Pérez Mato, la especialista que llevó a cabo el control arqueológico de la obras tras la aparición de los vestigios.

Otra estructura interesante, más por lo que cuenta que por su valor arqueológico, es una canalización de saneamiento de piedra fechada en principios del siglo XX. Precisamente, cuando se construyó esta estructura se rompió el trazado del acueducto: «Se ve perfectamente que la tajea rompe el canal medieval. Incluso se utilizó alguna pieza del acueducto en las paredillas de la zanja».

Sin embargo, lo más curioso de esta construcción es que, en lugar de continuar por la calle Xan de Estivadas para desembocar en la ría, se desvía por la plaza de O Tapal y baja por la Peregrina hacia el mar. Aunque es una conjetura, esto podría tener su explicación en que esta zona estaría más urbanizada y tendría mayor número de viviendas que Xan de Estivadas, de modo que se trazó el conducto por O Tapal «para optimizar».

¿Unos soportales?

A mayores, se realizó otro hallazgo que ayuda a dibujar cómo era antiguamente la calle que hoy está en obras. La aparición del acueducto y de la canalización del siglo XX obligó a modificar el proyecto que se está ejecutando y a desviar la zanja por la que discurren los renovados servicios instalados en la vía. Gracias a este cambio, se encontraron dos bases de una cimentación, una de ellas realizada aprovechando una columna antigua.

La disposición de estos restos, en línea recta, una base detrás de otra, y paralelos a las viviendas, abre la puerta a pensar que en esa zona había soportales, como los que hay, por ejemplo, en O Curro. Lo más probable es que esa cimentación corresponda a un arco y esto es significativo porque «no hay ninguna foto antigua ni referencias sobre la existencia de soportales ahí. Sabemos que la actual configuración de la calle no es igual que en el pasado». Mientras las dos canalizaciones se han conservado in situ, estos elementos se levantaron tras documentarlos.