Corrubedo, el cabo de los naufragios

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

monica ferreiros

Esta zona del litoral de Ribeira ha sido escenario de múltiples sucesos con numerosas víctimas

18 dic 2014 . Actualizado a las 09:49 h.

En jornadas de mar embravecido y fuerte oleaje, el cabo de Corrubedo ejerce un enorme poder de atracción y congrega a centenares de visitantes. Sin embargo, esta franja litoral de incuestionable belleza también es lugar de tragedia. Concentra un buen número de naufragios a lo largo de la historia y, de hecho, los denominados bajos de Corrubedo han estado en el punto de mira de los buscadores de tesoros en más de una ocasión. Hasta estas aguas llegaron, por ejemplo, unos buceadores ingleses en la década de los noventa para localizar los restos del Friesland, un mercante británico cargado de estaño que naufragó a finales del XIX.

Esta parte de la costa ha sido testigo de sucesos que se cobraron decenas de víctimas. Uno de los más luctuosos fue el hundimiento del Cartagena, un cerquero de Aguiño con 23 tripulantes a bordo, ninguno de los cuales logró sobrevivir. El historiador José Antonio Ventoso, autor del libro As sombras dos mortos. Historias de naufraxios en faro Corrubedo asegura: «Foi a maior catástrofe de Ribeira, todos os mariñeiros eran de Aguiño e Carreira».

Existe constancia de hundimientos en esta zona desde el siglo XVII, aunque en muchos casos se desconocen los nombres de los barcos implicados. Ventoso Mariño documenta en su libro un total de 38, de los que 15 corresponden a pesqueros y 13 a mercantes.

El «Volverán»

Un suceso que todavía pervive en la memoria colectiva ocurrió el 23 de marzo de 1986, cuando los cinco miembros de una familia de Porto do Son perecieron a bordo del Volverán.

En enero de este año, tuvo lugar el último incidente luctuoso: Sebastián Míguez, de 71 años, fue engullido por el mar cuando practicaba la pesca deportiva en Balieiros. Anteriormente, en febrero del 2007, fue un vecino de Corrubedo, Santiago Lijó, quien perdió la vida al zozobrar su embarcación a causa de un golpe de mar cuando ya estaba recogiendo los aparejos.

Más fortuna tuvieron, en abril de ese mismo año, los dos ocupantes del Virxe de Loreto, un pesquero dedicado a la captura de pulpo con nasa que chocó contra las rocas en A Morosa. Los tripulantes se lanzaron al agua y fueron rescatados por el barco O Petón, que se encontraba en las inmediaciones.

También el hundimiento del Nuevo Sideral, ocurrido en noviembre del 2011, se quedó, afortunadamente, solo en un susto. Los tres marineros que iban a bordo fueron auxiliados por el navío sonense Halcón Dos.

La historia de Corrubedo está ligada a los accidentes marítimos, pero también al valor de su gente. Al revisar la hemeroteca se encuentran noticias como la recogida por La Voz en abril de 1885, que daba cuenta del naufragio del Palma, en el que iban diecinueve personas, y se relataba el valor de dos pescadores que desafiaron al oleaje y se lanzaron al mar. Su coraje hizo posible que pudieran salvar sus vidas quince marineros y el patrón.

Por acciones como esta, o como la del yate Debonair, que quedó encallado en la zona de las dunas, el pueblo de Corrubedo recibió una medalla de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos. Una placa colocada en la iglesia de la parroquia recuerda desde el año 2010 el reconocimiento.