Sin barco, sin trabajo y sin ilusión

maría hermida / j . m. sande RIBEIRA / LA VOZ

MUROS

sande

El dueño del «Camarón», que acabó encallado en las rocas en Muros, lamenta su mala suerte y explica que la nave no podrá navegar más

16 dic 2014 . Actualizado a las 07:55 h.

El viernes, el barco Camarón, adscrito a la cofradía noiesa y cuyos tripulantes últimamente andaban a la nécora, acabó encallado en unas rocas de Muros. Sus maderas ahí siguen, resistiendo sobre las piedras en la zona muradana de Fontenla. Pero su propietario, el noiés Óscar Neu, dice que el desguace es su único destino. ¿Por qué? Por los daños que tiene y porque quedó plantado en una zona tan inaccesible que sacarlo de ahí entero es harto complicado. De hecho, incluso retirándolo por trozos la maniobra será difícil. Escuchando a Óscar, se entiende bien que en esas rocas se quedó mucho más que una embarcación. También se fue su trabajo y el de sus compañeros y, sobre todo, su ilusión. «Agora que xusto chega o Nadal e un pode gañar algo, pois é moi duro que pase isto», espeta.

Óscar, que no peina todavía los 30, contaba ayer que hace unos seis años empezó a trabajar a bordo del Camarón, un barco veterano pero que fue reformado «e estaba bastante ben». El viernes, como suele ocurrir, navegaban con él su compañero Chema, de una edad similar a la suya, y su tío Carlos, el patrón, que pasa poco de los 40. Dice que el motor se paró y que fue imposible volver a arrancarlo. A partir de ahí, señala que todo fue cuestión de minutos. Todo lo rápido que pudieron, se quitaron las botas y se pusieron los chalecos salvavidas para saltar al mar. Al momento, su barco ya se había empotrado contra las rocas.

Las preocupaciones

¿Qué vino después? Lo primero fue digerir el susto. «E conforme o medo che vai saíndo do corpo, vanche entrando as preocupación», cuenta Óscar. De momento, dice que el paro es la única salida para sus dos compañeros y que él «nin iso, porque ao ser autónomo é todo moito peor». Encima, tiene que sacar el barco de las rocas. «Capitanía Marítima xa nolo dixo, e agora estamos mirando como se pode facer. Non é nada fácil. Hai que ir por terra e xa veremos como».

Una y otra vez, al igual que nada más ocurrir el suceso había hecho su tío Carlos, Óscar habla de la mala suerte que tuvieron. «Temos que estar agradecidos porque estamos vivos, colléronnos sen que nos pasara nada e iso é unha sorte, pero claro... Unha vez que te ves xa a salvo empezas a pensar no que perdiches», afirma.

Pese a lo ocurrido, este noiés tiene claro que su futuro está en el mar. «É o que sei facer, así que espero volver pescar, claro. Agora o principal é arranxar todos os problemas que temos. Hoxe estivemos intentando recuperar os aparellos. Trouxéronos para terra outros barcos», dice.

Ayer a última hora, en Fontenla, el Camarón seguía pegado a las rocas. Para verlo, hay que andar unos diez minutos por medio de las rocas. Vamos, no es aparcar y visualizar la embarcación. Aún así, durante todo el fin de semana recibió visitas de vecinos de la zona.

La embarcación está en una zona de difícil acceso y no es factible sacarla entera