Un día de cole terrorífico en Barbanza

raquel iglesias RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Monstruos, brujas y dragones llenaron las aulas con motivo del Samaín

31 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Algunos le llaman Halloween, otros prefieren Samaín, en cualquiera de los dos casos la fiesta del miedo por excelencia no defraudó en los colegios de Barbanza. Los niños dejaron la mochila en casa para lucir alas de dragón o murciélago. Tampoco faltaron los sombreros de brujas y los colmillos afilados de Drácula, disfraces de lo más variado que tenían un objetivo en común: causar pánico. La rutina no tiene cabida en pleno otoño.

Especialmente vistosa fue la celebración en el colegio Santa Baia de Boiro. Aprovechando la espléndida mañana de sol, los niños se reunieron en el patio para participar en el conjuro que protagonizó un brujo perfectamente caracterizado. Los pequeños tenían los ojos como platos. Además, estaba previsto que los actos continuaran durante la tarde con el tradicional encendido de las calabazas. Terrorífica también fue la jornada en el colegio Praia Xardín, donde los alumnos lucieron los más originales disfraces entre pupitres.

La celebración también se extendió a la escuela de Monte Carmelo, en A Pobra do Caramiñal. Los más pequeños Piratas malvados, esqueletos y pequeños demonios se unieron a la fiesta.

Concurso de calabazas

Es un alimento rico en vitaminas que no debería faltar en la dieta, pero las calabaza no se utilizó ayer precisamente para cocinar en los comedores escolares. Los pequeños alumnos, con la ayuda de sus padres, las decoraron de un modo tenebroso y las mejores tuvieron premio. En los colegios de Frións y Galaxia de Ribeira el resultado fue espectacular.

El Samaín es una fiesta que gana adeptos cada año y así quedó demostrado también en Mazaricos, donde los niños del colegio de Pino de Val y del Víctor Sáenz lo pasaron en grande. En este último los alumnos pudieron demostrar su talento entre fogones elaborando platos de terror. Como si de una película se tratase, la salsa de tomate fue el producto estrella. Los más creativos se elaboraron ellos mismos sus propios disfraces. No hubo hueco para el aburrimiento.