Miguel Collazo y su mujer, de Rianxo, perdieron su casa y su negocio hace años. La empresa que tenían entró en un concurso voluntario de acreedores y, tras un proceso lleno de complejidades, el banco se acabó quedando también con su hogar. Tras perder la propiedad, decidieron irse de alquiler por miedo a que un día apareciese la policía a sacarlos de allí. Pero luego entraron en contacto con Stop Desahucios y volvieron al sitio en el que siempre habían vivido. Y ahí siguen. El Valedor do Pobo les dio su apoyo. Y parece que la entidad financiera, de momento, tampoco está interesada en echarles. Podría pensarse que eso les exime de dolores de cabeza. Pero Collazo dice que no: «Levamos anos vivindo nunha casa que é do banco, non o quero nin pensar porque entón non podo seguir adiante. É unha situación terrorífica».