Oleiros-Riveira: un crucero

Carlos García Bayón

BARBANZA

22 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Este crucero que preside y bendice una encrucijada de corredoiras está en Oleiros-Riveira, pero pudiera santificar, con todas las virtudes y bellezas, cualquier conjunción de sendas aldeanas y campesinas de Galicia. Es de finales del XVII y tanto su capitel como su fuste y escalinatas son otros. Incluso diría que fue otro su asentamiento. Son acaeceres bastante repetidos, pues la historia jamás se detiene.

Los cruceros testimoniaban fundamentalmente la fe rural y marinera de nuestros ancestros; y en las confluencias de caminos debelaban contra Satanás y los satanases; daban cobijo en sus tierras a los infantes muertos sin bautismo y jalonaban los límites de las propiedades de los concejos. A veces ungían los paisajes ensangrentados por algún crimen y lo recordaban al viajero; otras mendigaban con su alcancía al pie una limosna para las benditas ánimas del purgatorio; y algunos rezaban al Loreto contra malhechores y bandoleros. Bastantes cruceros tenían romería con pandero, rosquillas, baile y liberaciones del maligno.

El campesino casi siempre hacía en la escalinata su oferta de espigas de maíz; otras encendía la mariposilla ardiendo en aceite o adornaba su monumento con xestas y margaritas. Siempre al pie de los cruceros había una oración por la paz, la salud, la suerte y el amor. Muchas de estas memorias se han muerto, pero los cruceros siguen ahí, testimoniando una fe ahora silenciosa aunque patente.

Como sucede con este crucero que en Oleiros bendice una encrucijada de corredoiras, o cualquiera de los miles que aún sobreviven por los paisajes de Galicia. ¿De qué sería abogado? Aunque pregunto, nadie sabe nada. El crucero está ahí como puede estar un regato, o una roca, o un pino; la gente pasa y ni se santigua, vuelve a pasar y ni lo ve. Pero Cristo está allí viendo, oyendo, perdonando. ¡Qué soledad más hermosa y divina!.