Una sonrisa con gafas

Alicia Fernández

FIRMAS

19 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya lo decía Julio Iglesias: «?al final las obras quedan las gentes se van, otros que vienen las continuarán, la vida sigue igual». Pero sin duda Isaac Maceiras Rivas dejará una huella importante en la historia municipal de A Pobra. La suya, al frente del ayuntamiento, ha sido una labor que no será fácil igualar o superar. Una gestión en la que sin duda también hubo errores pero que en nada enturbian un claro resultado final positivo.

Primero fueron cuatro años en la oposición. Próximamente, en junio, se cumplirán dieciséis años asido al bastón de mando con la firmeza que otorgan cuatro mayorías absolutas; con porcentajes de voto que no permiten a nadie desdibujar o ensombrecer sus victorias. Es uno de los alcaldes que ha recibido mayor apoyo durante este período en Galicia. Aunque algunos, incluso dentro del PP, lo tildaban de cierto populismo y de vender en exceso sus obras, no cabe la menor duda que entendió a los ciudadanos de A Vila. Cercano, locuaz y buen gestor dicen sus defensores; que son amplia mayoría.

Para los observadores más objetivos -ajenos a las luchas partidistas, a las filias y fobias políticas- hay una cuestión que prevalece sobre las demás en su haber: Isaac Maceiras, con los sucesivos equipos que lo han apoyado, ha cambiado A Pobra en estos tres lustros. Hacia dentro, de cara a sus ciudadanos, y hacia fuera, en la percepción que se tiene de este hermoso pueblo en Galicia y más allá del Padornelo. Esa mejor imagen, esa foto más atractiva, es el fruto del balance positivo que antes mencionaba. A nivel económico, cultural o festivo se cuentan más éxitos que fracasos. Fue importante el impulso dado al polígono industrial, lograr convertir su puerto en el más importante en descarga de túnidos, el vistoso mercado municipal, potenciar los festejos con profundas raíces o apostar por innovadoras experiencias de calidad como Sabores da Ría. Pero no menos lo han sido las pequeñas obras, mantener la villa como referente turístico, recuperar enclaves naturales de gran valor y ser uno de los pueblos más limpios de la redonda. Localista en su acérrima defensa de A Pobra pero con un clara percepción de la importancia de la Mancomunidad Arousa Norte, entidad por la que apostó decididamente.

Pero una servidora, que cuando lo ha creído necesario ha criticado aspectos de su gestión, pues lo cortés no quita lo valiente, cree que la mayor aportación de Isaac Maceiras a su pueblo ha sido sosegar el ambiente tan convulso que se encontró. Desde los últimos tiempos de Segundo Durán a su toma de posesión la vida municipal parecía una montaña rusa. Sin duda a día de hoy hay una mejor convivencia y eso es bueno. Un logro al alcance de pocos, envidiado por otros lares.

En resumen, al margen de aciertos y errores, creo que se va un hombre de trato fácil, correcto, con pocas estridencias; que se dedicó en cuerpo y alma a su pueblo, de la forma más leal. Una persona afable y abierta que tenía tiempo para escuchar cuantos planteamientos se le hacían. Y se va por decisión propia ¡raro en este país!