En la renacentista y plateresca torre de Bermúdez de Pobra do Caramiñal que fue de la estirpe paterna de Valle-Inclán, además de nereidas varoniles para ilustrar las fachadas hay también felinos fabulosos como el que señorea esta ventana de Piedras Ilustres de Barbanza. Ignoro de donde eran los canteros artesanos que decoraron la torre de Bermúdez. Tendrían que ser gentes muy versadas en escultura y muy enteradas en zoologías fabulosas, como también lo fueron los escultores del románico y del gótico.
Para descifrar la fauna de este animal que se escurre y acecha por el zócalo del alero me leí especialmente, con atención y curiosidad, el texto de Jorge Luis Borges El libro de los seres imaginarios, y en ninguna de las bestias que anota y describe hallé referencia con esta de la torre de Bermúdez que narramos. Los siglos, las lluvias, los fríos, los calores, los salitres han ido comiendo sus formas y ya uno no sabe bien cuáles son sus perfiles originales. Lo que sí sabemos es que este bestiario de Pobra decora el palacio con esplendor y belleza, aunque bien es cierto que los curiosos por estar las esculturas alejadas en la cima del edificio poco detienen en ellas la mirada y menos aún la admiración.
¿Qué hacen los cicerones que no destacan en sus guías las escondidas bellezas de la torre? Yo aconsejo un álbum que recoja en fotografías estas y otras piedras ilustres de Pobra y las ofrezca a turistas y viajeros para que sepan de las riquezas de la villa y las ofrezcan también a muchos indígenas que sin duda las ignoran.
El aseo y cuidado a que ha sido sometida la decoración de la torre y el pazo de Bermúdez les permite destacar y ser más visibles para el espectador. Pero unos prismáticos no estorban, como creo que no molestan estas viñetas que ofrece la ventana de Piedras Ilustres para levantar y estimular la atención hacia pasajes arquitectónicos que apenas se conocen, como este felino de la torre de Bermúdez.