«Contra lo que muchos creen, el Casino cuidó la cultura»

Maxi Olariaga

NOIA

MARCOS CREO

El último responsable de la sociedad aplaude la iniciativa del Concello para recuperar su sede como espacio cultural

26 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No es José Luís Romaní González el último presidente del Casino en el sentido estricto del término. Tras él, se constituyó una gestora para firmar el papeleo que conducía a su acta de defunción. Hubo un intento de resurrección pero el difunto carecía ya de la fuerza vital necesaria para emerger de la tumba de la historia. Ahora, parece que se le ha aplicado un elixir de última generación y algo se mueve bajo su lauda funeraria.

-Aquel Casino, dominado por «las fuerzas vivas», ¿cómo transitó de la República a la Dictadura franquista?

-Soy socio, creo, desde mediados de 1940. Entonces era presidente del Casino don Cesáreo Vázquez Ulloa, un liberal que condujo a la sociedad por el camino de la libertad de ideas y el respeto. Naturalmente la posguerra fue un período duro pero, bajo su presidencia, el Casino salvaguardó la independencia y la tolerancia y así fue hasta su desaparición. Bajo su presidencia se celebró el centenario de la Sociedad en 1951.

-¿Era elitista el Casino? ¿Se fundó tal vez por eso la Sociedad Liceo a finales de los años 20?

-¡Eso es una leyenda! Yo no recuerdo que se rechazase a nadie, jamás. Personalmente lo achaco más a las circunstancias sociales y políticas que a ese pretendido elitismo. Noia, además, siempre se distinguió por la llaneza en el trato entre sus habitantes, y hay miles de ejemplos. El Liceo se fundó, yo creo, porque Noia siempre fue un lugar en el que la cultura anidaba en todas las casas y en todas sus formas dando así la salida natural a esa necesidad cultural y artística. De hecho, socios del Casino fundaron el Liceo. Es una gran sociedad como demuestra con el paso del tiempo.

-El Casino tenía un buen bar, una buena biblioteca, pero su identidad era el juego?

-El juego sostuvo el Casino. En los noventa ya no podía hacer frente al alquiler, así que el juego pagaba las orquestas, la renta? Sí, el juego fue el alma del casino

-Recuerdo que acudían a jugar grandes empresarios y que se movía mucho dinero.

-De hecho, la razón por la que, pese a estar prohibida la timba, esta funcionara regularmente habría que buscarla aquí. Esas gentes tenían grandes amistades en las alturas y por ello, aunque algunos lo intentaron, la banca nunca se cerró, cosa que al Casino le vino muy bien pues así pudo sobrevivir. Por cierto, no había que ser socio para jugar, por lo que muchos noieses, sin traba alguna, pasaron por allí.

-Avilés de Taramancos, de mozo, ganó un premio de poesía que le entregó en el salón de baile Otero Pedrayo.

-Contra lo que muchos creen, el Casino cuidó la cultura. Hubo exposiciones, conferencias y premios. Ahí estuvieron Ramón Piñeiro, Ramón Otero Pedrayo y otros. Hablando de Avilés, aunque no era socio, cuando falleció, ordené que se colocara un crespón negro en la bandera a media asta. Ese era el espíritu del Casino.

-Cuando el 23-F, varios socios velaron toda la noche en la sociedad, elaborando una lista negra por si el golpe triunfaba. Eso dicen los historiadores.

-No es una excusa. Yo estaba destinado fuera de Noia en el banco. Lo he oído decir pero, si acaso sucedió: ¿En qué lugar de España tres o cuatro personas no hicieron lo mismo esa noche?

-En realidad, no fue usted quien firmó el acta de defunción del Casino?

-No. Se encargó una gestora que tuvo mucho mérito, por cierto. Yo entonces era tesorero de la Fundación Rosalía y ya no atendí al doloroso trámite final. Ahora estoy muy contento porque con el impulso del Concello el Casino resucita como el ave fénix de sus cenizas para dedicarlo al ámbito cultural. Es una apuesta ganadora.