Los vecinos que residen en las dispersas aldeas de la parroquia de Tállara, en Lousame, conviven con los peligros que implican los incendios desde hace años. El problema es que esta situación ya no sucede únicamente en el verano. La aparición de conatos es cada vez más frecuente, y se da en meses en los que el mercurio de los termómetros no alcanza registros desproporcionados. Basta como ejemplo decir que desde que se inició el 2014 existe constancia de que han ocurrido, al menos, diez intentos de quemar los montes y los valles que forman esta parroquia que linda con el término de Boiro a través de Moimenta. Es precisamente en estas dos zonas limítrofes en donde se registró el verano pasado uno de los grandes incendios del ejercicio en Galicia, que arrasó unas 450 hectáreas y obligó a desalojas numerosas casas.