«Paco estivo agarrando a José na auga ata que viu o noso barco»

M.X.B.

BARBANZA

Monica FerreirosMonica Ferreiro

Juan Rodríguez Ordóñez, el patrón del barco bateeiro que salvó a los pescadores de Rianxo relata lo ocurrido

26 jul 2014 . Actualizado a las 16:52 h.

Larga y difícil fue la espera en el agua de los dos marineros de Rianxo, José Alcalde y Francisco Vicente Rodríguez, cuya embarcación colisionó por la noche contra una batea. Ambos fueron rescatados por el «Vidal Ouviña», la embarcación patroneada por Juan Rodríguez Ordóñez, en la que viajaban tres tripulantes más. Según relató el patrón, el barco pasó a unos cien metros de dicha batea poco antes de las siete de la mañana, sin que ninguno de sus ocupantes percibiera a los náufragos. Fue cuando ya estaban trabajando sobre el artefacto flotante de cría de mejillón cuando empezaron a oír los gritos de socorro: «Era entre noite e día, sobre as sete. Apagamos os motores e comprobamos que efectivamente eran gritos. Soltamos os cabos e fomos indo pouco a pouco, ata que xa vimos unha embarcación quilla arriba sobre a batea. Apuramos ao máximo e subimos aos mariñeiros, coñecidos nosos de toda a vida, a bordo».

En cuanto entró en calor y recuperó el hablar, el propio Francisco Vicente relató a sus salvadores lo ocurrido: «Díxonos que o accidente fora sobre a unha da madrugada, que todo pasara moi rápido e que, unha vez na auga, el estivera agarrando ao seu compañeiro, que estaba banstante mal, todo o tempo, ata que chegamos nós». Cuando vio la embarcación por primera vez, Vicente se subió a la batea y fue así como consiguió hacer oír sus gritos.

Sobre el estado de ambos marineros, Juan Rodríguez relató que Francisco Vicente estaba relativamente bien: «Con síntomas de hipotermia, claro, e con magulladuras nas pernas». Pero su compañero de viaje presentaba serias lesiones: «Confirmáronnos que está na UCI. Aínda que non ten golpe na cabeza, si que ten costillas rotas, ao igual que a clavícula, un brazo e unha perna».

El bateeiro de Rianxo no podía ocultar su emoción. En su retina tenía aún este mediodía la imagen de Francisco Vicente cuando le dijo: «Cando vos vimos pasar por primeira vez e seguístedes, José pensou en deixalo e darse por vencido. Ao pouco vin de novo o barco. Fóstedes a luz».