Lecciones de surf en Río Sieira

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

monica ferreiros

Una firma oferta un campamento con clases de iniciación y perfeccionamiento

17 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Convertir una afición personal en la forma de ganarse la vida no es tarea fácil. Aunque tampoco es imposible. Y para muestra, Carlos P. Gey, un joven de Rianxo que ha hecho del surf, además de su pasión, su negocio. Su idea no es nueva, por lo menos en otros puntos de Galicia. Él, lo único que hizo fue trasladar la experiencia que acumuló trabajando en otros campamentos en el norte de la provincia para llevar a cabo su propio proyecto en Barbanza.

Y vaya si lo hizo. Con la ayuda del pontevedrés Milo Castelo, una eminencia en la escena del surf nacional, buscó el enclave perfecto: río Sieira. Allí se puso a tiro de piedra un chalé con todas las comodidades. La primera es que está a pocos metros de la playa. La segunda es que reúne las características necesarias para practicar otros deportes, como el monopatín, en una rampa que se encuentra en la parte trasera de la vivienda y que ofrece muchas posibilidades.

Estos días de Semana Santa tiene la casa llena. Y con Carlos está una señora que se encarga del cuidado de la vivienda y la manutención. Gey se dedica a lo que sabe, que es enseñar, tanto a los que aún tienen que aprender como a los que necesitan perfeccionarse. Las ofertas son para todos los gustos. Desde los que quieren asistir únicamente a clases -dos horas al día- a los que optan por la experiencia de sumergirse durante varios días, y sin descanso, entre olas y naturaleza gracias al campamento.

«Aquí viene gente de todas las edades, desde niños hasta mayores», explica Carlos P. Gey, que no duda en señalar al arenal de Río Sieira como el mejor para hacer su trabajo, y de paso coger unas cuantas olas. Ahora que la primavera ya entró para quedarse, y el verano se intuye a lo lejos, él y su socio esperan que el estío sea aún mejor que el anterior, en el que llegaron a tener, al día, unos sesenta alumnos en las clases monitorizadas que organiza su empresa, Surf Camp Galicia.