Poco antes de las siete de la tarde de ayer, tiendas, oficinas, restaurantes y viviendas de parte del casco urbano de Ribeira se quedaron sin electricidad durante dos horas. Más de medio millar de abonados afectados de las calles Mariño de Rivera, Otero Pedrayo, Nueve de Agosto y plaza Uxío Novoneyra, entre otras. No fue a causa de un vendaval, ni de una tormenta, el apagón se debió, al parecer, a la corrosión de un cable subterráneo por el prolongado contacto con aguas residuales.
Los minutos avanzaban y las posibilidades de subsanar la anomalía en un corto plazo de tiempo se diluían. En el transformador situado en la calle Otero Pedrayo, los operarios encargados de restablecer el suministro se encontraron con la desagradable sorpresa de que tampoco la alternativa funcionaba.
Los vecinos se acercaban a ellos, especialmente los responsables de negocios, para preguntar cuándo volvería la corriente. La respuesta no era sencilla porque el sistema no respondía y la única alternativa parecía ser efectuar una conexión directa, para lo que se requiere autorización de la compañía suministradora.
El malestar entre los afectados aumentaba, como también la impotencia de los operarios que intentaban restablecer el servicio energético. A las nueve de la noche, las bombillas volvieron a encenderse.
Se trata de la segunda avería que sufre Ribeira en el transcurso de una semana.