Salvan a una perra con las patas atadas en el río Sar

Uxía López Rodríguez
uxía lópez PADRÓN / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

La rescató un joven de 21 años de A Pobra, Mario Agrasar, que pasaba por la zona y que se ha quedado con el animal

16 nov 2013 . Actualizado a las 13:01 h.

Lila es una perra mestiza de pastor alemán de menos de un año que acaba de salvarse de morir ahogada en el río Sar a su paso por Padrón, donde apareció con las cuatro patas atadas con una cuerda. El animal se recupera en A Pobra do Caramiñal, en la casa de su salvador, Mario Agrasar Salegui, de 21 años.

Sobre la una de la tarde del miércoles pasado, este joven paseaba a caballo por unas pistas paralelas al río Sar en la villa y en el último puente, antes del paseo fluvial de la desembocadura, se paró y avistó en la orilla del río un animal que, en principio, le pareció un zorro y que estaba intentando salir del agua. Tenía el cuerpo en el agua y la cabeza en la orilla.

Se acercó y comprobó que se trataba de una perra que estaba con las cuatro patas atadas. Se apresuró a sacarla del agua y a quitarle las ataduras. La llevó al veterinario, donde no le apreciaron lesiones importantes, aparte de las fuertes marcas dejadas por las cuerdas y una importante desnutrición. Tras verificar que no tenía microchip, aunque sí una pequeña placa con el nombre Lila, la llevó a su casa, donde actualmente se recupera.

Este vecino del término pobrense se puso en contacto con la asociación de defensa de los derechos de los animales Vox Ánima, que, precisamente, tiene su sede en A Pobra. Esta organización ya había denunciado la aparición, en los últimos meses de otros perros atados de la misma forma en playas de Rianxo, Boiro y Ribeira. Ahora, la asociación se ha encargado de comunicar el caso de Lila al Seprona.

Preocupación

Desde Vox Ánima muestran su preocupación por lo que califican de costumbre que parece que se está extendiendo. Precisan desde el colectivo que ya es el cuarto caso que detectan de animales en dicho estado y apuntan, «incluso el quinto si contamos un dogo aparecido en Aguiño, pero en avanzado estado de descomposición, lo que impedía asegurar que estuviese atado, aunque presentaba marcas de ataduras en sus patas».

Mario Agrasar, que ayer ya paseaba por las calles de A Pobra con la perra, tiene previsto quedarse con el animal para «coidala ao máximo posible», después de todo lo que le pasó. Se queda con ella y le deja el mismo nombre.

Él lo tiene claro: la persona que la dejó allí quería que se ahogara, por la forma en la que estaba depositada la perra a la espera de que subiera la marea y porque, según dice este joven, era imposible verla a menos que «te pararas na ponte e miraras a propósito abaixo, para o río». Dado que se trata de un animal muy joven, la organización Vox Ánima apunta la posibilidad de que el dueño de la perra de deshiciera de ella porque «non lle servía para o traballo que quería».

Salvada de ese negro destino, Lila encontró en el joven Mario a su mejor amigo.