El aumento del ganado en Porto do Son ha ayudado a que sea el concello con menos superficie calcinada desde el 2006
BARBANZA
El fuego es ese invitado no deseado que cada verano, sin excepción, aparece en Barbanza para desertificar todo lo que encuentra a su paso. Las estadísticas oficiales dicen que Porto do Son, desde el 2006, es el municipio de la comarca que menos superficie perdió por esta causa. En el distrito forestal cuarto, que vela por el cuidado de estos montes durante todo el año, tienen muy claro cuáles son las razones de esta situación. Señalan como responsable de este escenario positivo a la proliferación de explotaciones de ganado, algo que costó mucho poner en marcha, y que fue posible gracias a la voluntad de entendimiento mostrada por ganaderos y comuneros, que lograron poner en común sus intereses.
Los responsables de este departamento de la Consellería de Medio Rural dicen, incluso, que el fuego que abrasó un buen número de hectáreas en la parroquia sonense de Baroña hace dos semanas hubiese sido peor de no existir dos explotaciones ganaderas localizadas en esta parte de la sierra: «De no encontrarse con todo ese ganado, el incendio habría sido mucho más grande, a lo mejor como el del monte Pindo». Los orígenes de esta situación se sitúan en el 2005, cuando se puso en marcha en Barbanza un plan piloto para aumentar la presencia de ganado. Los comuneros acordaron ceder terreno para los animales y a cambio recibían inversiones en forma de cierres y repoblaciones. En la actualidad, este convenio sigue en marcha y ya existen 2.500 hectáreas dedicadas exclusivamente al ganado.
También hay que mencionar en este contexto, aunque esté implantada desde hace poco tiempo, una granja en Nebra: esta es de cerdos celtas y ocupa cinco hectáreas. Se trata de unos animales que también realizan una función preventiva, que consiste principalmente en alimentarse de helechos, algo que puede ser aplicable en el futuro para limpiar las partes de los montes en los que abunda esta especie.