Correos cifra en un 50% las cartas que llegan a Lampón con la dirección incorrecta

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Vecinos de Escarabote en la oficina de atención al público cerrada con el correo que se deja en la puerta.
Vecinos de Escarabote en la oficina de atención al público cerrada con el correo que se deja en la puerta. queijeiro< / span>

La compañía solicita a los vecinos que actualicen sus señas para evitar errores

05 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los problemas que existen en la parroquia de Santiago de Lampón desde hace meses -algunos vecinos aseguran que hace más de un año- con la entrega de correo parece que tienen una única razón de ser. Ayer, Correos y Telégrafos aseguraba con datos oficiales, a través de su gabinete de comunicación, que «más del 50 % de la correspondencia que llega diariamente a esta parte del municipio boirense viene mal direccionada: con el número antiguo, con una calle diferente o con error en el código postal».

La compañía estatal insiste en que sus repartidores tienen muy difícil hacer su trabajo en estas condiciones, al margen de que sean pocos los profesionales que hay para prestar el servicio o no inviertan las horas que necesitarían. «Hacer el reparto en el área rural siempre es más difícil que en las ciudades, pero si aún encima la mitad de la correspondencia llega con la dirección incorrecta la dificultad se multiplica. Nuestra intención no es enfrentarnos a los vecinos, todo lo contrario, nosotros queremos ofrecer el servicio en las mejores condiciones y en el menor tiempo posible, pero nos damos cuenta de que hay sobres que son imposibles de entregar si las señas no coinciden con la casa a la que tendríamos que ir realmente», explica la misma portavoz de Correos.

Código postal

Además, en la compañía insisten en la importancia de escribir el código postal correctamente -en el caso de Escarabote es el 15992- para poder aprovechar al máximo los medios tecnológicos de que dispone Correos: «Contamos con máquinas que clasifican más de 40.000 cartas cada hora gracias a la lectura de estos códigos postales y así logramos reducir al mínimo el tiempo que se invierte en el proceso de clasificación».

Lo que parece claro es que este problema solo podrá solucionarse con la voluntad de ambas partes, que tienen el mismo objetivo: que la correspondencia llegue lo antes posible a los domicilios.